Los destructores que armaron a Colombia



Estudio histórico, naval-militar, exhaustivo, crítico y razonado, sobre la desacertada adquisición que la Armada de Colombia, hiciera de dos (2) destructores a ser construidos por astilleros de Suecia, ofertados en asociación con la Real Flota de ese país.

Nueva edición revisada, reordenada y ampliada,
con fecha 14 de agosto de 2017.




Por:
Luis Eduardo Schroeder Soto.
ARC 24-026



Exordio.


Los destructores, sobre los que trata este estudio, fueron en su tiempo razón y objeto del más efusivo orgullo de todos nosotros que, por aquellos días, vestíamos el uniforme de nuestra querida Armada, y con mayor razón para quienes en alguna forma acompañamos, vivimos, y hasta fuimos protagonistas en la propia historia de aquellos plausibles hechos. Como he venido compartiendo por conducto de nuestra formidable Cyber Corredera, los destructores “suecos”, como se les llamaba, fueron la razón para que, junto con nueve (9) compañeros más, fuera seleccionado a cumplir con la honrosa misión de graduarme de Oficial en la Real Escuela de Guerra Naval en Suecia. Es entendible entonces que se convirtieran en el tópico que ha ocupado un puesto preferencial en el cofre de mis experiencias y predilecciones, más aún, tratándose de un tema que desafortunadamente, no ha sido lo suficiente y correctamente evaluado y divulgado en la Historia de nuestra Armada. En realidad, confieso, que escribir sobre estos buques fuera una inquietud que se apoderara de mi conciencia, desde hace muchos años.

Quisieron los altos mandos de la Armada, y no meramente el destino, prescindir de mis servicios a bordo de los nuevos destructores. Sin embargo, tuve la oportunidad de poner mi pie en la cubierta del ARC 20 de Julio, a mediados de noviembre de 1958 sólo de visita, encontrándome entonces haciendo parte de la insigne tripulación de la fragata ARC Capitán Tono como Teniente de Corbeta. La razón de esta “audiencia” era coordinar la misión extraordinaria que se me solicitaba, de traducir del sueco al castellano, algunos manuales, tanto del armamento como de algunos equipos de sus máquinas. La tarea en sí, aunque larga y complicada, interfiriendo además en mi servicio a bordo de la Tono, me daba sin embargo cierto grado de satisfacción al reconocérseme, por lo menos, mis luces en la lengua sueca que en verdad dominaba. No obstante, debo reconocer, que la ocasión de empaparme acerca de la realidad del destructor en aguas de la Bahía de Cartagena, infelizmente fue una experiencia poco grata, llenándome de preguntas e inquietudes que me confundían un tanto. Sencillamente estaba presenciando, y constatando por primera vez que, en el concepto naval-militar, atañendo específicamente el armamento de dotación del ARC 20 de Julio, marcadamente se distanciaba de su prototipo "HMS Halland".

Mi espontánea reacción ante esta desconsoladora particularidad, después de quitarme la gorra y frotarme la cabeza, fue la de mirar en mi rededor en busca de un colega, con quien comentar lo que estaba maquinando en mis adentros, pero, por fortuna no lo encontré, prefiriendo entonces guardarme mis cavilaciones en espera de una ocasión más adecuada cuando, con el transcurrir de los año, se hubiesen acumulado en el odómetro de mi servicio, unas cuantas millas náuticas que lograran darle a mis palas, aquella pátina tan representativa del fogueo en el mar. Como vemos, aun alejado del azul de nuestra bandera durante cincuenta y ocho (58) años, por fin me llegó la esperada oportunidad de hacerlo, por este magnífico foro Cybercorredero. Este delicado, interesante e importantísimo tema, encantado lo dejo debidamente reseñado y solventado, valiéndome de mi valiosa experiencia como Ingeniero Constructor Naval, graduado en Suecia una vez retirado de la Armada, acumulando “millaje profesional” en diseño, cálculo, selección de materiales, construcción, equipamiento, pruebas de clasificación y entrega, de buques para diversos propósitos, en astilleros suecos, entre ellos Götaverken, cuna del "HMS Halland" y del "ARC 7 de Agosto", alias “13 de Junio”, a lo que se suman años de destreza en Mercadeo, Ventas y coordinación de transferencia tecnológica.

Si en algo puede bruñir este pedacito de mi “CV” que expongo, tengo el gusto en agregar mi experiencia adquirida sirviendo a bordo de varias unidades a flote de la Real Flota de Suecia, de las que destaco los destructores "HMS Uppland", "HMS Småland", y "HMS Östergötland", pertenecientes a las tres diferentes clases que se relevan en un concurso de potencia bélica, resultante de la dinámica modernización implementada por aquella, en el trascurso de una década, como quedará reseñado más adelante. Todo esto lo traigo a colación con la intención de, desvergonzadamente, vanagloriarme de haber llegado a una privilegiada posición desde la cual, con erudición e imparcialidad, se me facilita contribuir a la revisión de un interesante capítulo de nuestra historia naval.

Introducción.


Para entrar a evaluar a plenitud, las características, cualidades técnicas, rendimiento, dotación y eficiencia bélica de los destructores "ARC 20 de Julio" y "ARC 7 de Agosto", es imprescindible conocer con anterioridad, a cabalidad y minuciosidad profesional, lo correspondiente para su prototipo, el "HMS Halland de la Real Flota de aquel país. Consecuentemente, es imperioso estar debidamente empapado de las razones y finalidades, que llevaron a la Marina sueca, a definirse por construir naves de guerra con las características y poderío de la mencionada clase, incluyendo las alternativas que se tenían a mano, a la vez que se debe conocer las circunstancias externas imperantes que regían en el hemisferio europeo de la postguerra, la idiosincrasia sueca, sus tradiciones y prioridades. Agréguese a esto, las valiosas experiencias que la Real Flota registrara con la costosa inversión en una “Clase” que fueran objeto de especial reconocimiento en los círculos de la construcción naval-militar en el mundo de las décadas 50 y 60.

Queda obvio entonces, conocer recíprocamente, lo pertinente a nuestro país, las circunstancias que imperaban en la Nación, a razón de la descabellada rivalidad política que todo lo confundía, las necesidades, proyectos y posibilidades de una Marina en construcción, la preparación y experiencia de sus dirigentes, las alternativas que se estudiaron, y los conductos que se adoptaron para poner en marcha una urgente potencialización de ésta y, en definitiva, lo que llevara a la naciente Armada a definirse por adquirir unidades de guerra de una case que resultaría “Halland Modificada”, con un detallado estudio de sus substanciales divergencias con la clase original.

Con este escueto esquema de prioridades, abordaré este interesante tema acuerdo a la siguiente agenda, resumida en títulos:


Primera parte.
La Flota de Suecia y sus poderosos destructores.
I.       Los Destructores Provinciales.
II.      Corta presentación de la “Clase Öland”.
III.     Amplia presentación de la “Clase Halland”.
IV.     Corta presentación de la “Clase Östergötland”.
V.      Evolución de los Destructores Provinciales.

Segunda parte.
El alborear de la Marina de Colombia.
VI.     Los primeros destructores construidos en Inglaterra.
VII.    Las fragatas “Clase Tacoma” de los EE.UU.
VIII.   La insólita marginación del Caribe colombiano.

Tercera parte.
Cronología de un negocio fuera de lo común.
IX.     Una ocasión única e infeliz.
X.      Concurso de licitación, precipitado y calamitoso.
XI.     Dos (2) pares de destructores “Clase Halland” botados al mar.
XII.    La azarosa finalización de un negocio malhadado.

Cuarta parte.
Los artificios en un delicado negocio de armas.
XIII.   Las ofertas alternativas.
XIV.   La oferta sueca y la reacción colombiana.

Quinta parte.
Fortaleza en la “Clase”, flaqueza en la “Clase Modificada”.
XV.    Lo ofertado por Suecia y lo adquirido por Colombia.
XVI.   El regateo que redunda en flaqueza.
XVII.  La mutilación de los colosos.

Corolario

Epílogo

Para facilitar el sorteo y la asimilación de numerosos nombres, fechas y datos de diferente naturaleza, se incluyen numerosos cuadros sinópticos.


Primera parte

La Flota de Suecia y sus poderosos destructores


Terminándose la Segunda Guerra Mundial, Suecia contaba con la Armada más poderosa en el Mar Báltico. Sin embargo, la mayoría de sus buques ya alcanzaban sus buenos años de servicio y, naturalmente, no cumplían con las exigencias que se les planteaba, en caso de tener que utilizarlos en un nuevo conflicto mundial que, en efecto, tuvo lugar travistiendo su agresividad en una Guerra Fría, con el acoso del empleo de armas nucleares.

1) Real Flota de Suecia
Armas
Durante la misma Guerra Mundial, las potencias habían iniciado la construcción de destructores más grandes y potentes, alcanzando un desplazamiento de 1500 a 2000 toneladas, formando flotillas con un buque líder entre 3000 y 4000 toneladas. En 1942 el Parlamento sueco determinó que la Real Flota, debería estructurarse de la misma forma, empleando un crucero como unidad líder, para lo que se ordenó la potencialización de los cruceros "HMS Gotland", "HMS Tre Kronor" y su gemelo "HMS Göta Leyon", junto con la construcción de modernos destructores. En esta forma se puso en marcha, comenzando en 1943, la innovación de la Flota con destructores de una nueva “Clase Öland”, que resultaron con excelentes cualidades en el mar, pero que, relativamente pronto se consideraron insuficientes en términos de potencia y propiedades para afrontar el peligro que se veía venir allende el horizonte al Este, lo que condujo a la costosa inversión en una nueva “Clase Halland”.


En la fotografía que sigue a continuación, se muestra al destructor J18 “HMS Halland” finalizada su primera maniobra de entrada y aseguramiento en dique de la Base Naval subterránea en Muskö, de la Real Flota de Suecia. Esta nave de guerra, producto de la más avanzada ingeniería naval-militar fue, en los días de la “Guerra Fría”, el buque más poderosamente dotado con armas convencionales de la más alta tecnología de vanguardia; un genuino cazador y demoledor que, en términos de minutos, con finísima precisión, podía colocar sus fulminantes proyectiles antiaéreos y de superficie, sus veloces torpedos submarinos y voladores, sus bombas antisubmarinas, y cargas de profundidad, contra el enemigo que osara encontrarse en aguas de su resguardo. Su casco, superestructuras, y cabinas de su artillería, estaban concebidos, diseñados y construidos, teniendo en mente brindar a sus tripulantes, una hermética y segura protección contra radioactividad, en caso de que el agresor utilizara armas nucleares.

2) El J18 "HMS Halland" entra por primera vez en dique subterráneo de Muskö.
Sin embargo, con esta fotografía sólo se muestra la punta de una sofisticada lanza de combate, veloz, autónoma y recargable. En términos navales, un imponente torpedo multipropósito, de acción en reciclaje táctico non-stop. O sea que, detrás de esta nave existía un enorme aparato de soporte técnico, bélico y logístico, sin el que, las naves de la soleada “Clase Halland”, puestas en su medio… ¡Difícilmente podrían alcanzar el alto grado de efectividad bélica, para el que habían sido concebidos! Estamos hablando de una enorme maquinaria de guerra, concebida con el propósito de perseverar en la infatigable iniciativa, hasta alcanzar los más valiosos y perennes resultados, aplicando el nuevo concepto de una “defensa agresora”. En la práctica, un concepto que, con sólo divulgarlo, ya lograba un alto grado de intimidación.

Para la implementación de esta nueva perceptiva naval-militar, Suecia asignaba en sus presupuestos nacionales (1948), colosales sumas para la construcción de bases navales, estratégicamente localizadas a lo largo de sus costas, incluyendo resguardos para los buques, taladrados en las entrañas de las rocas de granito en islas secretas, en cuyos diques secos éstos fueran reparados, y aprovisionados de todo lo indispensable, asegurando su óptimo grado de alistamiento. Súmese a esto, todo lo que conllevaba el alistamiento, entrenamiento, sustento y administración de personal altamente calificado, en todos los grados, oficios, y artes de la guerra naval.

3) Vista actual de las compuertas de acceso a las instalaciones de la base naval empotrada en las rocas de la Isla Muskö.
Así nacía una Flota de Costa, que estaría compuesta por:

1 - Los nuevos destructores de la “Clase Halland” dotados de veloz artillería antiaérea y de superficie, misiles y torpedos contra poderosos blancos sobre las olas, morteros de bombas direccionales a proa, junto con rieles para cargas de profundidad a popa, para ataque antisubmarino, todo integrado con un modernísimo sistema de vigilancia aérea, de superficie y submarina, con respectivos radares, sonares y antenas para variados propósitos, a su vez en conexión con los correspondientes para control de tiro, monitoreo de misiles y torpedos, y colocación de bombas y cargas de profundidad, altamente automatizados.

2 - Escuadras de veloces torpederos, destinados a escabullirse zigzagueándose libres por la maraña de buques en el área, y el bombardeo de la artillería enemiga, hasta alcanzar prudente distancia para el disparo de sus poderosas cargas destructivas con propulsión y precisión de impacto autónomos (torpedos) contra los blancos principales.

3 - Ágiles submarinos de silenciosa propulsión en cacería a la vanguardia, dotados a proa y popa de tubos para torpedos, de características similares a los anteriores.

4 - Una novísima aviación de ataque, dotada de avanzados misiles, tanto para blancos aéreos como de superficie.

Obviamente, la mejor parte activa durante la guerra, seguiría en servicio siendo modernizada, como eran el par de cruceros de la “Clase Tre Kronor” (Tres coronas), sirviendo hasta fines de la década de los 60, siendo uno de ellos, el “HMS Göta Lejon” vendido a la marina de Chile (1970.07.01) que, con el nombre de “Almirante Latorre”, lo mantendría en servicio hasta 1987.

I. Los Destructores Provinciales.


4) Flotilla de destructores con el J18·"HMS Halland" de lider,
 y el J20 "HMS Östergötland" al fondo.
Con la denominación de “Destructores Provinciales” pasaron a la historia los destructores de las clases Öland, Halland y Östergötland, bautizados todos con nombres de las provincias de Suecia. En el cuadro número (1) que sigue abajo, quedan listados en orden de entrega a la Real Flota, incluyendo datos sobre sus características generales.

De la “Clase Halland” se ordenó la construcción de cuatro (4) unidades, que en corto tiempo reemplazarían los demasiado grandes y costosos cruceros, e inclusive se llegó a estudiar (1951) la posibilidad de aumentarla con cuatro (4) más, para que fueran ocho (8) destructores. No obstante, relativamente pronto, apenas encontrándose los cascos de los colosos J18 y J19 en sus rampas de construcción, en el mundo entero se empezaba a percibir cierto caldeamiento de la temida “Guerra Fría” lo que, consecuentemente, conducía a una revaloración y reajuste, para bien y para mal, tanto del mismo frenesí, como de los enormes costos íntimamente ligados con una desaforada carrera armamentista. En Suecia, forzada por los torbellinos de una nueva primavera, travestida en insólito movimiento que las gentes llamaban “Flower-Power”, súbito se cortaba el chorro del metálico destinado al saquillo de la Real Flota, no quedándole a ésta otra alternativa que dar “máquinas atrás”, al advertir que sus costosísimos proyectos con la “Clase Halland”, vertiginosamente se hacían inmanejables e innecesarios.

A mano se contaba, sin embargo, con los diseños, cálculos y records de los formidables destructores de la “Clase Öland”, construidos en plena “Guerra Mundial”, cuyas características navales y propiedades bélicas, aún se cosechaban empleando las unidades que continuaban integrando las flotillas, destinadas al patrullaje y protección de las aguas y costas del Reino. Sacando provecho de tan valiosas experiencias, el paso decisivo para un cambio inteligente, resultó corto, seguro y sorprendentemente económico. Así, con certeros brochazos en las artes de la ingeniería naval militar... ¡Abracadabra! …se concibió el diseñó, se construyeron, y se dieron a las aguas nórdicas, nuevos destructores de la más moderna, eficiente, y popular “Clase Östergötland”, manteniéndose Suecia a la vanguardia tecnológica y poderío naval, entre los países con acceso a los Mares del Norte de Europa.

En resumen, tenemos que, en el curso de diez (10) años y tres (3) meses, la Real Flota puso al servicio ocho (8) destructores dotados de armamento convencional. Una vez entregados los buques de la última “Clase Östergötland”, y deshaciéndose la Real Flota de sus dos (2) cruceros “Clase Tre Kronor” a principios de la década de 1970, los potentes de la “Clase Halland” se convirtieron entonces en unidades líderes de flotillas de destructores, considerándolos, a razón de su tamaño, características y potencia en guerra, como buques muy próximos a ser clasificados en el rango de “cruceros livianos”.

Los provistos con esta pequeña bandera, son los cabecillas que le dan nombre a su respectiva clase. La letra “J”, que acompaña el número de la nave, representa la palabra "Jagare" significando Cazador o Destructor.

*   Los datos dados para “Dimensiones” corresponden a “eslora/ manga/ calado”. 

** Para el “Desplazamiento” se da primero el “standard” seguido del que corresponde “a capacidad”.


II. Corta presentación de la “Clase Öland.”


5) El "HMS Öland", construido en los astilleros Kockums, botado en 1945.12.15, entregado en 1947.12.05.
6) "HMS Öland"
Armas.
Apoyándose en estudios sobre unidades extranjeras de la más alta relevancia, se elaboraron diseños y especificaciones para la construcción de esta nueva clase de destructores, y se pidieron cotizaciones a varios astilleros, pero, dado que los grandes de Gotemburgo, se encontraban ocupados en la construcción de los cruceros "HMS Tre Kronor" (1945) y "HMS Göta Lejon" (1947), las mayores unidades a flote en la historia moderna de la Real Flota, apenas se logró escribir contrato con los astilleros de Kockums para la fabricación del "HMS Öland," y de Karlskrona para su gemelo "HMS Uppland".

El diseño inicial, dándole a las naves una elevación de la cubierta principal a proa, a forma de castillo integrado con el casco, tuvo que eliminarse persiguiendo reducción en costos. De todas maneras, el casco fue construido con doble borda completamente soldada, a excepción de la parte acorazada en los exteriores de los compartimientos para máquinas. Gracias a su tamaño y excelente diseño, los destructores de esta nueva clase resultaron excepcionalmente estables en marejadas.

Sus datos de construcción y servicio, quedaron registrados en el cuadro número (1) y un resumen de su armamento de dotación inicial, se presenta en el cuadro número (2), que sigue.



III. Amplia presentación de la “Clase Halland”.


7) El "HMS Halland", construido en los astilleros Götaverken, botado en 1952.07.16,
 entregado en 1955.06.08.
8) "HMS Halland"
Armas.
Tal como comentábamos con anterioridad, inicialmente se pensó utilizar el diseño de los magníficos destructores de la conocida “Clase Öland,” efectuando las modificaciones del caso, pero presentándose la necesidad de implementar un incremento en cantidad y tamaño de los compartimentos, para albergar maquinarias de mayor tamaño y potencia, numeroso y pesado equipo auxiliar, mayores santa-bárbaras, alojamientos para numerosa tripulación, depósitos, etc., pronto (1947) se reconoció la ineludible necesidad de diseñar y construir estos nuevos destructores de dimensiones superiores. Comparando anotamos que el “HMS Öland” tenía un desplazamiento de 2250 toneladas, y una eslora de 111,8 m, y los nuevos buques a construir resultaban con un desplazamiento estándar de 2630 ton, y de capacidad llegando a 3400 ton., con una eslora de 121 m. Por esto, algunos expertos llegaron a concluir que se estaba proyectando una clase de destructores, muy próxima a convertirse en “cruceros extra livianos”, como quedó anotado con anterioridad

9) Mamparo corrugado.
Sin embargo, persiguiendo al máximo la reducción de su peso, las estructuras sobre cubierta que con anterioridad se venían construyendo en metal liviano, con las experiencias de la guerra, constatando que éstas presentaban mayores problemas en caso de incendio a bordo, se optó por el empleo del acero, con la formidable innovación de “corrugar” los mamparos, en vez de fortificarlos con pesados perfiles del mismo material, eludiendo así, igualmente, los miles de kilos que implicaban su soldadura o remachada.

Tocando el tema de innovaciones, en la “Clase Halland” se aplicó, por fin, el deseado diseño pensado originalmente para la “Clase Öland,” con una cubierta general hacia popa, o sea con una pronunciada parte de ésta a proa, a forma de castillo integrado con el casco. A lo largo de la cubierta general, se dispuso una superestructura central, por la que se permitía a la tripulación el acceso a todas las secciones estancas de la nave, dado que todos los mamparos estancos de ésta, estaban herméticamente soldados por debajo de la mencionada cubierta. Con esta solución se garantizaba a la tripulación, la posibilidad de trasladarse a lo largo del buque, brindándosele protección contra exposiciones radioactivas. Las bordas, y la cubierta general del casco del buque, estaban acorazadas en los exteriores de los compartimentos de máquinas, y a fin de aumentar la protección de la tripulación, a diferencia de la “Clase Öland”, se abolieron todas las claraboyas en el casco.
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Sus datos de construcción y servicio, quedaron registrados en el cuadro número (1), y a continuación sigue generosa descripción de su propulsión, y armamento de dotación.

Propulsión del "HMS Halland".

Para la propulsión de los nuevos destructores, se determinó el empleo de un par de turbinas de vapor “de Laval” de 58000 hp, y correspondiente par de calderas “Penhoet” generadoras de vapor a 40 barios, buscando la más alta presión, y máxima temperatura de recalentamiento, nunca antes empleadas en unidades de la Real Flota. Además, tanto turbinas como calderas se podían acoplar independientemente, en sistemas individuales para accionamiento de dos hélices de propulsión. No obstante, conocidos los problemas que los americanos y alemanes, tuvieran con las extremas temperaturas, y la resistencia de los materiales en casos semejantes, las normas suecas fueron revisadas y actualizadas, para el manejo de las nuevas tecnologías, permitiendo el óptimo dimensionamiento y tolerancia de las unidades de propulsión, sin menoscabar la mayor prudencia, limitando en lo máximo posible, tener que llegar a los extremos calculados para sus propias maquinarias. Como norma general, se recomendaba utilizar material que fácilmente pudiera soldarse.

Velocidad y autonomía.


Velocidad máxima de 35 nudos, con una autonomía de 445 millas náuticas a esta velocidad, y 3000 millas náuticas a 20 nudos.


Armamento de dotación del "HMS Halland".

Artillería principal.

Estaba comprendida por dos (2) torres dobles (4 cañones) Bofors, Suecia, completamente automáticas de 120 mm M/50, calibre L/46, para fuego de superficie y antiaéreo hasta máximo 80º de elevación, con proyectiles de 23,5 kg de peso, alcanzando una velocidad de disparo de 40 proyectiles por minuto, dirigido de una central de tiro controlada por radar. Contando las torres con dobles ascensores para cargar cada cañón, se podía fácilmente alternar el fuego de superficie, con el fuego antiaéreo.

Estos cañones alcanzaron a tener treinta y tres (33) años de servicio [1951-1985], con un total de cincuenta y cuatro (54) piezas producidas, de las cuales dieciséis (16) instaladas en destructores de las marinas de los países incluidos en el cuadro número (3) abajo.

10) Hr Ms Friesland, 1956.
La “Clase Friesland” holandesa, merece participar en el mismo escenario de la “Clase Halland”, especialmente a razón de su armamento que, además de llevar las torres Bofors de 120 mm, también estaba dotada con la misma cantidad de morteros lanzabombas a proa, para ataques contra submarinos. Infelizmente no tenemos cupo para su presentación.







Artillería secundaria.


Torre doble de 57 mm M/50, para fuego de superficie y antiaéreo, controlado digitalmente desde una central instalada en la característica cúpula esférica a popa del puente de comando. Para futuras unidades de la misma clase, y consecuente potencialización del Halland y Småland, se proyectó cambiar esta torre por dos (2) piezas dobles de 40 mm.




Artillería antiaérea.

Integrada por seis (6) piezas sencillas de 40 mm M/48E, para fuego antiaéreo. Instaladas dos (2) a cada costado de la superestructura (suman 4), y dos (2) en un nido común inmediatamente a proa de la torre de 120 mm a popa, alcanzando un radio de 360º de fuego protector. Todas las piezas protegidas por cabinas herméticas en acero, para garantizar la no contaminación radioactiva de sus operadores.

Torpedos.


11) Torre No. 1 de 5 torpedos.
Dos (2) torres, de las cuales la No.1 con cinco (5) tubos, y la No.2 a popa de la anterior con tres (3) tubos, para torpedos M/30, total ocho (8) torpedos modelo 61 de fabricación sueca, contra blancos de superficie, longitud 7 m, diámetro 53 cm, peso 1800 kg, de los cuales 300 kg de la cabeza de guerra. Para la propulsión el empleo de vapor, utilizando peróxido de hidrógeno en vez de aire, logrando así aumentar el alcance de 15 a 20 km a máxima velocidad. Además, los gases de la combustión se disolvían en el agua, disminuyendo así la detección del torpedo en el agua.

Misiles.


12) Torre No. 2 de 3 torpedos, con rampa para 2 misiles.
Una (1) rampa para dos (2) Robots 08 Saab, alias “torpedos voladores”, contra blancos de superficie, instalada sobre la torre de torpedos No.2. Medidas del Robot: longitud 5,72 m, altura 1,33 m, envergadura 3,01 m, y 900 kg de peso, más 315 kg de las raquetas de inicio que se desprendían a los 2 segundos, una vez consumidas, alcanzando el Robot una velocidad de 500 km/hora. Para su propulsión utilizaba una turbina Turbomeca de 400 kp. logrando un alcance de 70 km a velocidad subsónica de algo más de 900 km/hora. Dotado con buscador de blancos que se activaba llegando a 15 km del blanco.

Morteros cuádruples antisubmarinos.

Lanzadores de bombas de 375 mm M/50 Bofors, contra submarinos, de fabricación sueca, peso de la bomba 100 kg, con un alcance de lanzamiento de 300 a 1200 m, cubriendo 360º de asesto. Para lograr mejor resultado sobre el objetivo, se recomendaba instalar dos (2) morteros cuádruples a proa sobre cubierta, alineados uno de tras de otro, o paralelos sobre primera cubierta a cada costado, con horizonte libre, pero siempre persiguiendo el disparo de las bombas hacia adelante, en ángulos libres fuera de borda.


Estos morteros fueron instalados en destructores de las siguientes clases, entre otras:




Cargas de profundidad, y Minas marinas.

Habiéndose convertido los submarinos, en una de las armas más efectivas en la guerra en el mar, durante la Segunda Guerra Mundial, y entrada la Guerra Fría, gran atención se puso en la modernización del equipo electrónico para su detección, y consecuentemente para su destrucción se concibieron armas más efectivas, como son los morteros lanza bombas descritos anteriormente, con los que se cubría el fuego de ataque por proa, sin tener necesidad de surcar sobre el submarino. No obstante, las tradicionales cargas de profundidad también se repotenciaron, haciendo más efectivo su lanzamiento por la popa de la unidad. En esta forma, en la “Clase Halland” se implementaron rampas de deslizamiento a ambos costados, albergadas en el casco, con una inclinación y longitud calculadas para acelerar la velocidad de posición de las cargas, garantizando mayor precisión en el ataque.



13) Rieles sobre cubierta, rampas a los costados, y compuertas bajo cubierta a popa, para la deposición de minas y cargas de profundidad. Nótese la amplia plataforma para helicópteros, y el nido antiaéreo de 40 mm a proa de la torre doble de 120 mm..
Dado que las minas marinas, igualmente habían demostrado un alto grado de fuerza y efectividad defensivas, los rieles de las cargas sobre cubierta, se acondicionaron para la siembra de aquellas. Además, recordando que la “Clase Halland” se caracterizaba en garantizar a la tripulación, protección contra la radioactividad, en caso de explosiones atómicas, en los compartimientos a popa, bajo cubierta, se diseñó y construyó, un sofisticado sistema de rieles para la deposición de cargas de profundidad, siendo expulsadas por compuertas especialmente construidas a ambos costados de la unidad, en el espejo de su popa. En esta forma se había conseguido convertir, las cubiertas y compartimientos del casco a popa, en una poderosa concentración de armas antisubmarinas.




IV. Corta presentación de la “Clase Östergötland”.


14) El "HMS Östergötland", construido en Götaverken, botado en 1956.05.08, y
 entregado en 1958.03.03.
15) "HMS Östergötland"
Armas .


La nueva “Clase Östergötland” integrada por cuatro (4) destructores registrados con sus siglas J20, J21, J22 y J23, fueron contratados y construidos entre 1953 y 1959, y entregados al servicio entre 1958 y 1959. Sus características seguían en gran parte, las especificadas para la “Clase Öland”, utilizando especialmente el mismo casco. El “HMS Östergötland” fue el primer buque de guerra construido por secciones, que se preparaban en plataformas planas adyacentes, para ser luego ensambladas en la rampa inclinada, disminuyendo así, tanto el tiempo empleado en la fase inicial de construcción en tierra, como considerables costos en el flujo de materiales, mediciones, empleo de grúas, etc., y eliminándose la soldadura en posiciones difíciles.



Esta Clase se convirtió en la última de las clasificadas como tradicionales, que seguiría al servicio de la Real Flota de Suecia. Para demostrar su calidad y eficiencia, qué mejor vara de medición que el dato histórico del J23 “HMS Hälsingland”, el postremo, que fuera dado de baja y convertido en chatarra, tan tarde como era el año de 1986.


Sus datos generales de construcción y servicio, quedaron registrados en el cuadro número (1) y un resumen de su armamento de dotación inicial, se presenta en el cuadro número (5), que sigue.



V. Evolución de los Destructores Provinciales.


La figura que sigue a continuación, ilustra esquemáticamente, la evolución registrada con tres (3) clases de “Destructores Provinciales “de la Real Flota de Suecia.


Recordando que el contrato inicial con los astilleros, para la “Clase Halland”, contemplaba la construcción de cuatro (4) unidades, las dos (2) restantes que definitivamente no entraban en la colada, se convirtieron en un enorme problema para la Flota. Los negocios que se acordaban con astilleros, durante la descomunal carrera armamentista de la “Guerra Fría”, era un capítulo de tal complejidad, que nos limitamos a mencionar la furtiva imposibilidad de transferir unidades o sus respectivos valores, entre paquetes de diferentes Clases contratadas por un mismo armador. Entre las clases “Halland” y “Östergötland”, existía tal diferencia en todos los aspectos, que nada propio para la primera, se podía utilizar en la segunda. Infinidad de equipos y elementos, eran tradicionalmente entregados por diferentes proveedores que, a su turno, se comprometían y, obviamente se protegían, mediante contratos fijos, únicos e intransferibles.

A fin de cuentas, a la Real Flota no le quedaba ninguna opción a su favor, en conexión con el destino que se debería dar a los dos (2) destructores desechados, cuyos contratos seguían rigurosamente vigentes. Registrados con las siglas J24 y J25 continuaban siendo de su propiedad, y con éstas, su más tremendo endeudamiento. En caso de definirse por construirlos, sus costos operacionales, para los que ya no se contaba con presupuesto suficiente, durante los muchos años proyectados para su servicio, acarrearía serios problemas económicos para toda la Flota. Si, por el contrario, se prefiriera anular su contrato, el precio a pagar resultaría en, por lo menos, el doble del calculado inicialmente. En caso de optarse por esta última opción, no sería la primera vez que tal descalabro le volviera a ocurrir y, a propósito, en esta ocasión el infortunio le llegaría acompañado con la fatalidad de tener que anular el contrato, para un buque barreminas, el “HMS Älvsborg”, encontrándose éste en su rampa de construcción.

De cómo se da una solución a estos aprietos de la Real Flota, tratamos más adelante, cuando los designios de ésta se enfrentarían con los de la Armada de Colombia, en el punto “X. Concurso de licitación, precipitado y calamitoso”, Tercera parte.

Segunda parte

El alborear de la Marina de Colombia


VI. Los primeros destructores construidos en Inglaterra.


16) Destructor "ARC Caldas".
En el caso de nuestro país, terminándose la Segunda Guerra Mundial, la Marina colombiana apenas tenía dos (2) destructores para atender su misión de ejercer soberanía, en nombre de la patria, en sus enormes mares: el "ARC Caldas" y el "ARC Antioquia", construidos por el astillero Yarrow & Co. de Inglaterra, para la Marina de Portugal. La historia de su adquisición es digna de recordar sucintamente, con las líneas que siguen.

Encontrándose las naves portuguesas en fase final de alistamiento en astilleros británicos en Lisboa, el Gobierno colombiano emprendió negociaciones con el Gobierno portugués por intermedio de la Embajada en Londres, con la intención de adquirirlos para atender la emergencia surgida del conflicto fronterizo con el Perú [1932.09.01-1934.05.24] y, felizmente, Portugal se avino a ceder el turno ante la contingencia colombiana (1934). Con la llegada de las naves a Cartagena (1934.05.15), y el inicio de actividades de la Misión Naval Británica, se iniciaba la “gloriosa” era de la actual Armada Nacional de Colombia. La ceremonia de su bautizo se celebró el 11 de julio. Estos buques, como se sabe venían totalmente tripulados por ingleses que había contratado el gobierno, desde su comandante hasta el último marinero.

Queda en su lugar agregar que, con la sola noticia de su inminente arribo a aguas colombianas, fue suficiente para acelerar la suscripción del “Protocolo de Amistad y Cooperación entre Colombia y Perú”, en Río de Janeiro (1934.05.24), así que cuando la flotilla de destructores, una vez cruzado el canal de Panamá, y entrado al teatro de operaciones en el Pacífico, para enfrentar las fuerzas navales peruanas, les llegó la noticia de la firma de la paz, terminando en que, después de aprovechar para efectuar visitas oficiales a Tumaco y Buenaventura, regresaron a Cartagena.

En plena Guerra Mundial, una vez involucrados los EE.UU. y Colombia igualmente (1942), a razón del hundimiento de las goletas Sanandresanas “Resolute” y “Roamar”, a los destructores se les asignó la tarea de escolta del petrolero ARC Cabimas en el Caribe, que transportaba combustible a Buenaventura.

Con Ley 105 de 1936, la Marina de Colombia fue reconocida como la Tercera Fuerza Militar de la Nación, dando lugar al cambio de su sigla MC por ARC, correspondiendo a Armada de la República de Colombia. No obstante, como hemos visto, esta digna promoción en categoría, nuestra Armada se encontraba por aquel entonces, muy lejos de poder mostrar una flota de guerra que, en el ámbito naval, pudiera corresponder a lo entendido como una verdadera “Armada”, que históricamente está compuesta por un respetable número de “escuadras”, a su vez formadas por “flotillas” integradas por unidades mayores, escoltadas por diferentes tipos de buques armados para la guerra naval de superficie, submarina y aérea, dotadas todas de armamento y cualidades operacionales para diferentes propósitos. Esto lo estaba sabiendo Raimundo y todo el mundo, pero como son las cosas en este planeta de los mortales, también debemos recordar que, el nombre que se nos da de pequeños, coge peso, significado, valor y reconocimiento, conforme a los méritos que paso a paso, vamos dando con los años. Uno de esos pasos, está representado con las fragatas que siguen a continuación.

VII. Las fragatas “Clase Tacoma” de los EE.UU.


En plena Guerra Fría, los Estados Unidos transfirieron en venta (1947.03.26) a Colombia la fragata USS Groton (PF-29) de la Clase Tacoma, destacándola de la base naval en Yokosuca, Japón. Con la idea de convertirla en buque-escuela, donde se pudiera impartir instrucción práctica a los cadetes de la Escuela Naval, que había sido creada durante la década de 1930, antes de salir para Cartagena, fue modificada en un astillero naval en los Estados Unidos, para albergar salones de clase y equipos de entrenamiento, en vez de equipos de detección y artillería. Una vez llegada a Colombia (1947.07.17), la fragata fue rebautizada pasando a llamarse "ARC Almirante Padilla" (F11), integrando la Fuerza Naval del Atlántico, con la misión primordial de entrenamiento de cadetes. Eran los años en que la Armada de Colombia no contaba con los grados de Vicealmirante y Almirante para sus oficiales de mayor rango.

17) Fragata "ARC Almirante Padilla".
Atendiendo una petición de los Estados Unidos, formulada por intermedio de la Organización de las Naciones Unidas, de apoyar a Corea del Sur en la llamada “Guerra de Corea” [1950.06.25-1953.07.27], el presidente de turno en Colombia, Mariano Ospina Pérez [1946.08.07-1950.08.07], ofreció enviar la Padilla (1950.07.30) a integrarse a las fuerzas aliadas desplegadas en la península de Corea, y dos semanas más tarde agregó a su compromiso un batallón de infantería llamado “Batallón Colombia”. Ospina Pérez comprometía a Colombia en una guerra que, México, Argentina y Brasil, denegaron su ayuda, argumentando que en el fondo se trataba de una contienda entre la Unión Soviética y los Estados Unidos.

Cuando tres (3) meses largos más tarde (1950.11-Med.), siendo presidente Laureano Gómez Castro [1950.08.07-1951.11.05], se determinó definitivamente la misión en Asia, la Padilla se encontraba navegando en aguas de Río de la Plata, rumbo a Montevideo en su tercer crucero de entrenamiento de cadetes, por lo que consecuentemente, se vio forzada a interrumpirlo y volver de inmediato a su base en Bocagrande. Naturalmente, la fragata tenía que ser readaptada a su diseño original para la guerra, por lo que zarpó de Cartagena (1950.12.01) destino a la Base Naval de San Diego, California, con el fin de someterla a reparaciones y ser repotenciada con el equipo necesario para su misión bélica. Era su comandante el Capitán de Corbeta Julio César Reyes Canal.

Encontrándose los astilleros de San Diego saturados de trabajo, la "ARC Almirante Padilla" tuvo que dirigirse al Astillero de Long Beach, CA. en donde logró ser atendida debidamente, mientras que sus tripulantes eran recapacitados en sus respectivas tareas de a bordo, durante los dos (2) meses que tomaron los trabajos. Llegada a Corea, la fragata se unió (1951.04.08) a la Séptima Flota, Grupo de Tarea No 95, desarrollando principalmente operaciones de escolta y patrullaje.

18) Fragata "USS Bisbee", fuera de Coco Solo,
 Zona Canal de Panamá (1944.04.24),
 futura "ARC Capitán  Tono".
Finalizado su tiempo de servicio (1952.01.19), el Gobierno de EEUU, en reconocimiento por su meritoria participación en el conflicto coreano, le transfirió a Colombia (1952.02.13) la fragata "USS Bisbee" (PF-46), también de la "Clase Tacoma", de su misma flotilla con la que había participado en varias operaciones. Al ser recibida por la Armada colombiana se la bautizó "ARC Capitán Tono" (F12), siendo su primer Comandante el Capitán de Corbeta Hernando Berón V. Una parte de la tripulación de la Padilla, permaneció en Corea abordo de esta fragata que fue su relevo. Era presidente de Colombia Roberto Urdaneta Arbeláez [1951.11.05-1953.06.13].

Al terminar la Tono (1953.01.13), su período de servicio, fue sustituida por otro de sus gemelos, el "ARC Almirante Brión" (F14), ex "USS Burlington" (PF-51), que había servido en la Armada Soviética como (EK21), vendida por los EEUU a la Armada de Colombia (1953.06.26), cuando estaba sirviendo en la guerra de Corea.

19) Fragata "USS Burlington",
futura "ARC Almirante Brión".
La "ARC Almirante Brión", no llegó sin embargo, a participar en las operaciones de combate, pues el armisticio de Panmunjon que, finalizaba la guerra, se firmó (1953.07.27) cuando ésta apenas se integraba a las operaciones. Prestó un turno, ya no de guerra sino de seguridad y presencia, para garantizar los términos del armisticio. La Tono y la Padilla, regresaron después a prestar dos turnos más de seguridad. La Padilla, la última en regresar de Corea, arribó a Cartagena en diciembre de 1955, siendo su Comandante el Capitán de Corbeta Darío Forero González. Era presidente “de facto” el General Gustavo Rojas Pinilla [1953.06.13-1957.05.10], quien legalizara su permanencia en el poder mediante una Asamblea Constituyente.

Tenemos entonces que, durante su participación en la Guerra de Corea, durante los gobiernos de cuatro presidentes, Ospina Pérez, Gómez Castro, Urdaneta Arbeláez y Rojas Pinilla, la Armada Nacional tuvo una óptima transformación, recuperando en primer lugar su fragata que inusitadamente había transformado en escuela flotante, repotenciándola de vuelta a su estado original, apta para combate naval, y adquiriendo dos (2) más de la misma Clase Tacoma, permitiéndole además, entrar de lleno en las rutinas de operación de sus fragatas, dentro de las normas introducidas por la nueva tecnología y el desarrollo de las tácticas de guerra en el mar, con un valioso entrenamiento de sus tripulaciones.


VII. La insólita marginación del Caribe colombiano.


20) La Mosquitia, otrora territorio "colombiano".

Sin embargo, durante esos primeros tres (3) años y nueve (9) meses redondos, de presencia de las tres (3) fragatas Tacoma, en la Armada colombiana, contados de la fecha de adquisición de la Padilla (1947.03.26) hasta su regreso a Cartagena (1955.12.med.), terminándose definitivamente la misión de la Armada en la Guerra de Corea, poca fue la atención prestada a la conflictiva zona del Archipiélago de San Andrés y Providencia, sobre la que Nicaragua, en falaz connivencia con los EE.UU., demostrada con las siguientes maniobras:

Primera: Mediante el Tratado Chamorro-Bryan (1914.08.05), para la supuesta construcción de un canal por territorio nicaragüense, ignorando la soberanía de Colombia sobre la Costa de Mosquitos.

Segunda: Por intervención directa de los americanos (1924), atendiendo la solicitud de los nicaragüenses de someter a arbitraje la soberanía de Colombia sobre el archipiélago de San Andrés.

21) Convención del Mar.
Tercera: Presionando los EE.UU. a Colombia, para la firma del “Tratado Esguerra Bárcenas” (1928.03.24) con Nicaragua, mediante el cual, Colombia reconoce la «…Soberanía y pleno dominio…» de esa república sobre la Costa de Mosquitos, obteniendo así Nicaragua, costa propia sobre el mar Caribe, con la que se le abre la puerta para pasar a exigir sus derechos sobre una extensa zona de aguas contiguas, exclusivas, y plataforma continental, una vez se instalara la “Convención del Mar (1982.04.30).


22) Arde Bogotá y se firma su "Pacto".
El mencionado "Tratado Esguerra Bárcenas", junto con el "Pacto de Bogotá" (1948.04.30), firmado durante el Gobierno del primer presidente mencionado, Mariano Ospina Pérez, quien comprometiera a Colombia en una guerra que no era suya, se convierten en término de treinta y un (31) años largos, en “Los pactos que destrozan a Colombia”. El Pacto de Bogotá, también es conocido como el “Tratado Americano de Soluciones Pacíficas suscrito por los países independientes de América, reunidos en la IX Conferencia Panamericana” en la ciudad de Bogotá. Su objetivo fue el de imponer una obligación general a los signatarios para resolver sus conflictos a través de medios pacíficos, pero, infelizmente, al ser ratificado por Colombia (1968), durante el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo, se comete el craso error de no especificarse la “reserva de que el Pacto era inaplicable en asuntos que tocaran el territorio nacional. Como sabemos, esta omisión acarrea los serios problemas originados por el fallo de la Corte Internacional de Justicia (2012.11.19) en el conflictivo litigio con Nicaragua.

Este delicado, e importantísimo tema, lo trato exhaustivamente en estudio que lleva el título “Los pactos que destrozan a Colombia”, entregado como complemento de la Cyber-Corredera Nº 155, de (2013.10.29-Ma.), que también se puede consultar haciendo en el ícono de enlace agregado a la izquierda.


La insólita marginación del Caribe colombiano, que llevaba 143 años, contados desde el año en que el pueblo prefirió el camino de la autarquía y la libertad (1810), hasta que el último gobernante nombrado, el General Gustavo Rojas Pinilla, pusiera el Archipiélago de San Andrés y Providencia, no sólo en el mapa de Colombia, sino en el “Mapamundi” (1953), tiene por fin un merecido quebranto. Las herramientas para lograrlo, porque no fueron armas, fueron las más gratas para el mismo pueblo: “el turismo tropical y la mercancía barata”, introducidas mediante el Decreto 2966 de 1953, convirtiendo a San Andrés en “Puerto Libre”. Que no fuera una medida completamente eficiente, es otro cuento, que implica a los gobiernos posteriores que descuidaron su protección, y que todos nosotros conocemos muy bien. Pero… ¿Qué hace la Fuerza Naval de Colombia, durante esos años?

Nadie ha tenido la paciencia, el denuedo, el llamado, o lo que sea, para revisar ese fragmentado campo histórico, que nos atañe a todos los colombianos. Vale por el momento, hacer foco en los años que cubre este estudio, para constatar que, infelizmente nuestra Marina, alias Armada, apenas se había limitado a hacer presencia esporádica en el Caribe Colombiano, cuando empezaba a disponer de unidades a flote adecuadas para el patrullaje. Tiene sin embargo la disculpa, que se ha convertido en unos de los paradigmas que ilustran la idiosincrasia colombiana, de aquello de «…Donde manda político, no manda capitán…» (palabras mías). No obstante, desarmar un buque de guerra, adquirido con mucho esfuerzo, para convertirlo en aulas flotantes destinadas a la formación de marinos, en cruceros de paseo por el mundo, no es una maniobra que pudiera interpretarse, como un sensato intento para empezar a ejercer soberanía en las aguas caribeñas. Los marinos de guerra, generalmente se forman haciendo labor en los mismos buques de guerra, en donde han de servir como expertos tripulantes.

Es verdad que, dentro de sus capacidades y limitaciones, la Armada ha estado pendiente de la defensa y del ejercicio de nuestra soberanía en nuestros mares, pero como vemos… ¡No siempre ha sido así! …y esto debe reconocerse, porque prefiriendo involucrarse, con sus pocas unidades a flote, y limitados recursos, en una guerra ajena en lontananza, comulga así, en la funesta marginación de nuestro Caribe, que redundaría luego en la inconcebible pérdida, en manos intrusas, de 75.000 km2 de sus aguas e invaluables riquezas, sin luchar por ellas en batalla alguna.


Tercera parte

Cronología de un negocio fuera de lo común


A mediados del año 1953, empiezan a acontecer cosas imprevistas, que vendrían en bendita salvación para unos, y en maldita tragedia para otros. Fueron los días en los que la Marina de Colombia se transformaba en Armada de la República de Colombia (ARC). Eran igualmente los días en los que el desenlace de la “efervescencia” de los partidos políticos, conducía a que el “calor” institucional de nuestra joven flota, no despreciara la ocasión que se le ofrecía, para tratar de reforzar su presencia, en los mares que bañan sus enormes costas. No quedando duda de tratarse de una ocasión temporalmente preferencial, se podría mirar entre los dedos el desaforado despilfarre de medios y recursos, puesto en marcha por uniformados, que más sabían sobre la velocidad de tiro de un arma, que de la velocidad con la que se podría destrozar un país.

1953.06.13-Sá.




El Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, a la sazón Comandante General de las Fuerzas Militares, transmite por radio su alocución anunciando que asume la Presidencia de la República de Colombia, para acabar la horrenda violencia política en el país. Pasados unos días empieza a formar el gabinete del nuevo Gobierno. Es Director de Marina, el CN Rubén Piedrahita Arango. El Capitán de Navío Luis A. Baquero es nombrado Director General de Aduanas. El Capitán de Fragata Jaime Erazo Annexi, pasa a ser Director de la Aduana de Buenaventura (1953.07-Med.).

Los sucesos que llevan a la investidura del General Rojas Pinilla, en Presidente de Colombia están, a estas alturas, ampliamente esclarecidos y divulgados, por lo que no nos ocupamos de ellos, como tampoco tienen campo en este estudio. Pero, por el contrario, lo registrado en su gobierno, en conexión con la adquisición de los dos (2) destructores construidos en Suecia, sí nos atañe sobremanera, más aún cuando se trata de una historia que, todavía en nuestros días, no ha sido justa y debidamente desentrañada, a falta de información, o por adolecerse de transparencia. Más de sesenta (60) años han transcurrido desde entonces, y con ello mucho que pudiera considerarse “irregular”, está ya más que caducado, o prescrito. Lo realmente valioso y plausible, con lo que se divulga en estas páginas, es el hecho de poder constatar que «…La historia siempre nos alcanza…», y eso sí induce genuino… ¡Regocijo.

23) Alocución del nuevo Presidente.
Antes de continuar con nuestro acometido, está en su lugar reconocer que, el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, tuvo para con la Armada lisonjero afecto y sorpresas, entre las múltiples con las que satisfizo a las otras Fuerzas Militares, y al pueblo entero. Siendo jefe del Estado Mayor Conjunto (1952), había recibido del entonces Director de Marina, Capitán de Navío Rubén Piedrahita, un estudio mostrando las capacidades de las tres (3) Fuerzas, que una vez ejerciendo sus obligaciones como Presidente, le serviría para entender las verdaderas prioridades de nuestra Armada. Con esto a forma de introducción, damos inicio a esta cronología sucinta, de los asuntos de mayor relevancia, que ilustran sobre las circunstancias y los hechos en torno a la adquisición de los nuevos destructores para la Armada, partiendo del día en que Colombia tuviera tres (3) presidentes simultáneamente.

1953.07.21-Ma.

El nuevo Presidente decide efectuar cambios que afectan la Marina Nacional. El entonces Director de ésta, Capitán de Navío Rubén Piedrahita Arango, pasa a ser Gerente del Instituto de Crédito Territorial “ICT”, siendo reemplazado por el Capitán de Navío Juan Antonio Pizarro García, antes Comandante de la Fuerza Naval del Atlántico.

1953.07.27-Lu.

Estados Unidos, Corea del Norte y China, firman un armisticio que termina con la Guerra de Corea. No obstante, Corea del Sur sólo queda como miembro observante, al negarse a firmar el armisticio. Queda demarcada una Zona Desmilitarizada a lo largo del paralelo 38. La intervención militar de Colombia, fue esencial en la solución de la guerra. En la Segunda parte anterior, bajo el punto “VII. Las fragatas Clase Tacoma de los EE.UU.” quedó reseñada la participación de nuestra Armada.


24) Cementerio en Pusán - Honores de la ARC a los caídos  del Batallón Colombia en Corea. 1953.


1954.05.01-Sá.

Pasados diez y medio (10½) meses del inicio del gobierno del General Rojas, mediante Decreto de la Presidencial, el Capitán de Fragata Ingeniero Jaime Erazo Annexi es nombrado Comandante de la Armada Nacional, en remplazo del CN Juan Antonio Pizarro García, quien es trasladado a Washington como Agregado Naval. Erazo Annexi es el primer oficial egresado de la Escuela Naval en desempeñar este cargo.

Está en su lugar dejar sentado, según declaraciones del propio CF Erazo Annexi que, como condición para asumir su cargo, debería solicitar el retiro de algunos oficiales acuerdo a una lista que se le entregó, en la que todos eran Capitanes de Fragata de su propio curso, a lo que él resoluto no se avino, resultando en que se respetó su gran concepto de honorabilidad y camarería, anulándose tan nefasta determinación.
Importante es agregar igualmente que, el General Rojas, en sus primeras conversaciones con el nuevo Comandante de la ARC, le dejó claro sus intenciones de modernizar la Armada, para lo cual requería se le presentara a mayor brevedad, un plan completo sobre las mayores prioridades.

1954.05.20-Ju.

En una austera ceremonia, que no pasaba de ser «…una formación en la guardia con la presencia de los oficiales del comando…», el CF Jaime Erazo Annexi, releva al CN Juan A. Pizarro en el mando como Comandante de la Armada Nacional, y el mismo día transmite por radio a todas las unidades de la Armada el siguiente mensaje:
«…A partir de las 12 del día de hoy (20 de mayo de 1954) asumo el mando y administración de la Armada Nacional…»

IX. Una ocasión única e infeliz.


En cumplimiento de las previas instrucciones del Presidente, el Comandante Erazo Annexi puso de inmediato en marcha, la elaboración de un plan de prioridades para la modernización de la Armada, tarea que se cumplió registrando en primer orden los proyectos que ya se encontraban iniciados, como eran: la construcción del “Muelle marginal de la Base Naval de Cartagena”, suspendido por falta de fondos; la construcción de tres (3) cañoneros fluviales, en la Unión Industrial de Barranquilla; y la necesidad de adquirir un (1) destructor. Para aportar datos sobre éste, tales como las características, precio y disponibilidad en el mercado de actualidad, se había llamado a un concurso de licitación a nivel de Fuerza armada.

En plena “Guerra Fría” aun sin haberse sosegado la ola armamentista, las propuestas no se dejaron esperar. Los siguientes fueron los proveedores que concursaron, y sus naves ofertadas:

1)    La Marina de los EE.UU. con un (1) destructor “Clase Fletcher”, de segunda mano.

2)    La Flota de Gran Bretaña, con un (1) destructor “Clase Daring”, de segunda mano.

3)    Los astilleros suecos Kockums y Götaverken, cada uno con un (1) destructor completamente nuevo, total dos (2) de la “Clase Halland”.

La presencia de la “Clase Halland” en este concurso, y a estas alturas, más que sorpréndete y equívoca, llamaba la atención induciendo sospechas de tratarse de algo irregular. Esto, desvelado y aclarado en nuestros días, con exhaustivo trabajo de investigación, se convertiría en el mayor escándalo registrado en la historia de las Fuerzas Armadas de Colombia, en la “Post-Guerra”, comprometiendo la honorabilidad de procedimiento de cuatro (4) partes negociantes en un negocio con armas, entre dos países amigos. Las partes eran: la Real Flota de Suecia (KSF), la Armada de la República de Colombia (ARC), y los astilleros suecos de Kockums y Götaverken.

Lo insólito y extravagante en este caso, consistía en que los astilleros mencionados, ciñéndose a los términos de la licitación, tuvieron la desvergüenza de confabularse ofertando cada uno por separado, un (1) destructor de una misma Clase, a ser construidos de inmediato y simultáneamente en Suecia. Estas particularidades sorprendían, terminantemente, en el entonces saturado mercado de la construcción naval, más aún al tratarse de buques de guerra. Conocido era entonces que, para obtener cupo para una sola nave, el tiempo de espera perfectamente pasaba de una década completa. La mismísima KSF, no se escapaba de ceñirse a las rígidas condiciones que regían en los propios astilleros nacionales. Esto aclara lo que anteriormente quedara sobre las innegociables exigencias de los astilleros, en conexión con los destructores J24 y J25, en turno para entrar a construcción, a cuenta de la Real Flota.

Entonces, no ofertando los suecos, destructores en segunda mano, de magníficas características, y excelente estado operacional, o buques nuevos de otras clases aún más modernas que los ofertados, y de características más viables a acomodarse a las condiciones meteorológicas y marítimas, propias del trópico colombiano, siendo a la vez muchísimo más económicas en términos de inversión, y realmente beneficiosas en términos operacionales, no quedaba duda alguna de tratarse de un negocio concebido por los astilleros de Kockums y Götaverken, en asociación con la Real Flota de Suecia, propietaria de los dos (2) colosos J24 y J25, despreciados por ésta a razón de considerarlos inapropiados en sus designios de turno.

En otras palabras, una insólita confabulación de partes duchas, con la intención de embaucar a un incauto cliente, para que se decidiera a comprar un paquete con dos (2) unidades de cualidades ultra tecnológicas, una (1) más excedente a lo inicialmente proyectado por éste, con el agravante de no contar con la infraestructura requerida, los medios para su adquisición, mantenimiento y operación, y a la vez, totalmente carente de la más mínima ilustración, sobre cómo sacar beneficio de tan copiosa inversión.

1954.06.09-Mi.


El General Presidente Rojas Pinilla, decide asumir la “Dictadura Militar”. La armonía entre el gobierno y los dirigentes civiles se rompe cuando, en este día, varios estudiantes de la Universidad Nacional marchaban hacia el centro de Bogotá, para protestar por el asesinato de su compañero Uriel Gutiérrez, el día de ayer 8 de junio, en un confuso incidente durante la conmemoración de la muerte de otro estudiante, ocurrida hace 25 años. Para paliar la acalorada demostración estudiantil, intervino el Batallón Colombia, veteranos de la Guerra de Corea, con un infeliz saldo de 12 muertos. El gobierno argumentó que, tal acción, había sido cometida por el comunismo y la oposición “Laureanista”.

X. Concurso de licitación, precipitado y calamitoso.


1954-06-Med.

Queriendo el Teniente General Rojas acelerar los planes para la compra de un destructor, habiendo recibido los paquetes de ofertas que el CF Erazo Annexi cumplía en presentarle, y, viendo la expuesta por los astilleros suecos con dos (2) buques nuevos, «…de plano…», declaraba posteriormente el Comandante Erazo Annexi, descartó el General dictador, la idea de que la Armada continuara adquiriendo buques usados y, por consiguiente, dio la orden de estudiar detenidamente la oferta de Kockums y Götaverken, a fin de que se le presentara un plan que sirviera para una determinación en firme.

La ARC entraba en una fase, en la que su ilusión se le escapaba por la tangente de la ingenuidad y, aliándose con la imprudencia, pronto se desbocaba cayendo en la acequia de la horrorosa vulnerabilidad. Esperanzado con los temerarios designios del Generalísimo Dictador, el Capitán Erazo Annexi, toma estrecho contacto con los astilleros suecos, cuyos representantes, más que encantados, acuden a una exclusiva cita en Bogotá, provistos de portafolios repletos de papeles con datos técnicos y de los otros, y una hermosa maqueta del “HMS Halland”. Impresionado por tan atractiva exposición tecnológica y belleza estética, al Comandante Erazo se le ocurre la candorosa y poco brillante idea, de cambiarle el nombre al buque maquetado, poniéndole el exótico “ARC 13 de Junio”.

25) Maqueta del "HMS Halland", alias "ARC 13 de Junio".
Lo que acontece luego, era de esperarse. Al ser cumplimentado Rojas Pinilla con tan convincente paquete de oferta, que Erazo Annexi había adelantado con los representantes suecos, escoltado además con el “ARC 13 de Junio” en miniatura, el Generalísimo sufre a su turno un grato ataque de encandilamiento, semejante al de su subalterno, pero más fuerte aún, cuando la histórica fecha de su “Golpe de Estado”, era travestida en “Fecha Patria”. No habiendo entonces, razón para dejar «...escapar aquella ocasión única y feliz...», el General Presidente imparte la orden de concretizar negociaciones a mayor brevedad, y así, comisionados de la ARC, sentados en mesa redonda con los representantes de los astilleros suecos, entablan minucioso examen y evaluación, de todas las partes y detalles de las naves a ser adquiridas, a la vez que dependencias del Gobierno, encargadas de las Finanzas y la Jurisprudencia del caso, cumplían en hacer lo suyo.

El siguiente paso consistía en convocar de inmediato, una Junta especial «…a muy alto nivel…», con la misión de evaluar, y mejorar las condiciones de compra, persiguiendo la definitiva aprobación de la construcción de los dos (2) destructores ofertados por los astilleros suecos, convencido que estaba el Comandante Erazo Annexi de que sus especificaciones, «…le daban a la marina de guerra colombiana, superioridad en caso de cualquier posible conflicto con Venezuela…».

Por esta época, Venezuela contaba con dos (2) destructores ingleses, modernizados en los EE.UU. y cuatro (4) nuevas y veloces corbetas, construidas en Italia. A su turno contaba Colombia con las tres (3) fragatas de la “Clase Tacoma” adquiridas de la Marina de los Estados Unidos.

Relativamente pronto también, e infelizmente, comenzaba la parte triste del pasillo, en verdad, el episodio más doloroso y escandaloso en la Historia de la Armada de Colombia. En plenas deliberaciones, discusiones y consultas, en afable tono y a intensivo tacto, en torno a infinidad de aspectos, alternativas, cálculos de lo uno y de lo otro, furtivamente fue tomando forma y fuerza, la más inaudita orgía de repulsa y escarnio a lo pulcro e inteligente, que quedará minuciosamente reseñada más adelante en la Quinta Parte de este Estudio.

La aprobación de los contratos con los suecos, no se dejó esperar. Al programa de adquisición se le dio el nombre de “Operación Cupica”, y al correspondiente para la preparación, entrenamiento, y logística del personal destinado a las tripulaciones, recibió el nombre de “Operación Firpo”. Súmese a esto un nuevo proyecto para el acondicionamiento de un Centro de Apoyo en la base naval ARC Bolívar, destinado a tecnificar el mantenimiento de los destructores a ser construidos en Suecia, incluyendo cursos completos para continuar con la preparación de personal, y activar el apoyo logístico con un completo inventario de repuestos.

1954.08.12-Ju.

26) Firma de los Contratos para la construcción
de dos destructores en Suecia.
En el Comando de la Armada Nacional, en Bogotá, se firman los contratos para la construcción de los destructores ARC 20 de Julio, y ARC 13 de Junio, en los astilleros de Kockums en Malmö, y Götaverken en Gotemburgo, respectivamente. Quedaba acordada la agenda para la construcción, pruebas de verificación del cumplimiento técnico y prestación del armamento, y con respecto a éste, una detallada especificación de su dotación. Obviamente se cumplía con incluir todo lo acordado sobre la importante parte de financiamiento, pagos, contra-prestaciones, garantías, seguros, etc., etc.

En la fotografía insertada aparecen de izquierda a derecha, de pie: Guillermo Arbeláez, abogado asesor del Gobierno Sueco; Capitán de Corbeta Oscar Herrera Rebolledo; Teniente de Navío Oscar Perilla Merchan, Ayudante del Comando. Sentados: Helmer Hallberg, Cónsul de Suecia; Josef Richard Ljunggren, Representante de Götaverken; Capitán de Fragata Jaime Erazo Annexy, Comandante de la Armada; el Representante de Kockums; y el Capitán de Fragata Agustín Rey, Jefe de Estado Mayor Naval.

Es de especial importancia, dejar debidamente aclarado aquí que, en conexión con las especificaciones técnicas y características propias de la registrada “Clase Halland” de la Real Flota de Suecia, inicialmente ofertada por los astilleros suecos, los dos (2) destructores contratados para la Armada de la República de Colombia, resultaban con un armamento de dotación, que los alejaban marcadamente de aquella, por lo que se hacían acreedores a ser registrados dentro de una nueva “Clase Halland Modificada”. De esto nunca se habló y tampoco quedó registrado en papel alguno.

De igual transcendencia era el hecho de que, en la práctica, se trataba de un negocio en relación con los destructores J24 “HMS Lappland” y J25 “HMS Värmland” que, como quedó dicho, eran de propiedad de la Flota sueca. Queda en su lugar igualmente constatar, que no se trataba en ninguna forma, de una negociación de transferencia de contratos, ni mucho menos de deudas. Tampoco se hablaba de una concesión de prioridad de turnos, porque el J24 y el J25, teóricamente entraban en construcción, habiéndoles llegado la fecha acordada entre la KSF y los respectivos astilleros. Interesante sería conocer, la forma como entonces se resolviera la parte legal en este caso, tratándose de una doble contratación, aplicada para los dos (2) conspicuos gemelos, cada uno identificado con dos (2) nombres y dos (2) siglas de registro clasificado.

1955.05.09-Lu.

27) Brindis de salutación al Teniente General
Rojas Pinilla, ascendido a Gran Almirante
por el Comandante de la ARC.
El Comando de la Armada Nacional, concede al Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, el grado de “Almirante de la Flota” (Noticia publicada en el Boletín Naval No. 30 del 1º de junio de 1955). Detrás de la idea de travestir al Teniente General, en Gran Almirante, está el propio Comandante, Capitán de Fragata Jaime Erazo Annexi, quien le insinuara al General Presidente portar el uniforme de la Armada Nacional, correspondiéndole a él a razón de ser “Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas”, además de que ya usaba los uniformes de las otras Fuerzas.

Muy complacido con la sugerencia, el General ordenó a uno de sus oficiales ayudantes, que se encargara de todos los detalles, y así se elaboraron uniformes navales completos en blanco y negro, con insignias de Gran Almirante, incorporando por primera vez en la Historia de La Armada, el “Bastón de Mando” como símbolo de distinción y autoridad máxima, como regía en la Grecia antigua. Era la segunda vez que el Sr. Comandante Annexi, se permitía plantear sugerencias “sui géneris” a su jefe, siendo ésta, sin duda, la más lanzada al tratarse de un insólito ascenso de Teniente General, con tres (3) estrellas al equivalente de Capitán General, con cinco (5) estrellas, una categoría poco común en la mayoría de países, o que sólo se usa de modo protocolario u honorífico, y que se diga, una facultad que sorprende por la audacia de un subordinado, que promulga ascenso y honores a su superior.


28) El Gran Almirante Rojas Pinilla, escoltado por la "Plana Mayor". A su izquierda
 marcha el Comandante de la ARC, CF Erazo Annexi.


XI. Dos (2) pares de destructores “Clase Halland” botados al mar.


1955.06.08-Mi.

En Suecia, el destructor HMS Halland (J18), el primero en esta “Clase”, construido por los astilleros de Götaverken en Gotemburgo, bautizado y botado en (1952.07.16-Mi.), es entregado a la Real Flota, iniciando su servicio en ésta. Su tiempo total de entrega, incluyendo proyección, diseño, preparación, construcción, equipamiento y pruebas, fue de siete y medio (7½) años.


29) El J18 "HMS Halland", 1955.

1955.08.02-Ma.

Luis Eduardo Schroeder Soto, autor de este Estudio, a la edad de diecisiete (17) años, parte de la Escuela Naval de Bocagrande, Cartagena, a Suecia, en comisión de estudios en la Real Escuela de Guerra Naval de aquél país. Más detalles a este respecto se pueden leer en “Yo Cadete Firpo, I” haciendo clic en el botón a la derecha.

1955.10-Med.

En los astilleros de Kockums en la ciudad de Malmö, Suecia, es tendida en su rampa de construcción, la primera sección de la quilla del destructor "ARC 20 de Julio". El tiempo de preparación, contado de la fecha de contrato, a la puesta en rampa, fue de un (1) año y uno y medio (1½) meses.

1955.11-Med.

En los astilleros de Götaverken en Gotemburgo, Suecia, es tendida en su rampa de construcción, la primera sección de la quilla del destructor "ARC 13 de Junio". El tiempo preparatorio fue de un (1) año y dos y medio (2½) meses.

1956.01.12-Ju.

En Suecia, el destructor HMS Småland (J19), gemelo del HMS Halland, construido por los astilleros de Eriksberg en Gotemburgo, bautizado y botado en (1952.10.23-Ju.), es entregado a la Real Flota, iniciando su servicio en ésta. Su tiempo total de entrega fue de cuatro (4) años y un (1) mes, o sea tres (3) años y cinco (5) meses, menos que el prototipo Halland.

En este destructor, que nunca estuvo en puertos suramericanos, cumplió Luis Eduardo Schroeder Soto, autor de este Estudio, su práctica final siendo Guardiamarina de la Real Escuela de Guerra Naval de Suecia, familiarizándose especialmente con sus torpedos, misiles, y morteros antisubmarinos.

30) El J19 "HMS Småland" en el Museo Naval de Gotemburgo.

1956.06.19-Ma.

En los astilleros de Götaverken en Gotemburgo, es bautizado el destructor "ARC 13 de Junio", con el nombre de "ARC 7 de Agosto", botado en las aguas del Río Göta, y pasa a los muelles de armamento y equipamiento general. Su tiempo de construcción en rampa fue de 7 meses y 19 días.


31) La Sra. Susana Camacho de Villareal, bautiza al "ARC 7 de Agosto". La escolta a su izquierda,
 su esposo el Dr. José María Villareal, Embajador de Colombia en Londres, y a su derecha,
el Director de Götaverken Sr. K. E. Jacobson.
32) Invitación a la Cena en festejo
de la botadura del "13 de Junio".
Es importante señalar que el fortuito cambio de nombre, fue ordenado por el Comandante de la Armada CF Erazo Annexy, como queda demostrado aquí, once (11) meses antes de ser derrocado el General Rojas como Presidente de la Nación (1957.05.10-Vi.), y no inmediatamente después de ese drástico acontecimiento, como el propio Comandante Erazo ha sostenido en sus entrevistas. Esto da a entender que, estando preocupado por la tensa situación política que empezaba a formarse con respecto al gobierno del General Rojas, entrara en recapacitación sobre el nombre de “13 de Junio” que, a forma de trivial gesto encaminado a promover la escogencia de la oferta presentada por los astilleros suecos, se le ocurriera sugerir para uno de los destructores.

Era evidente que ese nombre, asociado con un gobierno de facto, transformado posteriormente en dictadura, pudiera convertirse en un arma política a emplearse para poner en entredicho los procedimientos de la Armada, alejándose del compromiso de ser una institución políticamente imparcial. Sin embargo, los astilleros de Götaverken en Gotemburgo, en un gesto “muy sueco”, a la sazón no se habían importado en hacer foco en los asuntos políticos de Colombia, pero, recibiendo por sorpresa la solicitud del cambio de nombre para el destructor que se bautizaba y botaba en tradicional ceremonia en este día, obviamente fue interpretado como una clara señal de lo que desafortunadamente se avecinaba.

Tal orden impartida al CF Ricardo Azuero, Jefe de la “Operación Cupica” en Gotemburgo, aun llegándole con suficiente tiempo para ser militarmente cumplida, se hacía imposible satisfacer en términos jurídicos, dado que el nombre originalmente escogido, identificaba un complicado contrato comercial, más aún cuando el contrato en sí, no había sido objeto de revisión alguna. Sin embargo, siendo el contenido, y el procedimiento del bautizo, un asunto que sólo atañía al “armador” de la nave, la “Madrina” encargada de pronunciar el nombre, recibió previas instrucciones de emplear el de “7 de Agosto”, lo que cumplió con elegancia. Sin embargo, en todos los documentos, papeles, y detalles, relacionados con la “etiqueta” y divulgación del acontecimiento, tradicionalmente a cargo del astillero, se empleó el nombre registrado en el contrato, o sea el de “13 de Junio". Una completa reseña acerca de lo acontecido a este respecto, está incluida en el capítulo “Yo Cadete Firpo, IV - El alborear de nuestros destructores suecos”, que se puede consultar haciendo clic en el ícono de enlace agregado a la izquierda.

1956.06.26-Ma.

33) El  "ARC 20 de Julio" es
 bautizado por el costado
de estribor..
En los astilleros de Kockums en la ciudad de Malmö en Suecia, es bautizado y botado el destructor "ARC 20 de Julio". Flotando por primera vez, pasa a los muelles de armamento y equipamiento general. Su tiempo de construcción en rampa fue de 8 meses y 26 días. Estuvo 1 mes y 7 días más que el "ARC 13 de junio".

Como curiosidad, el buque fue bautizado por el costado de estribor, apartándose de la tradicional regla de ser bañado con Champaña por el costado de babor. El astillero aclaró que la tarima fue colocada cumpliendo la voluntad del armador.

1956.10.29-Lu.

A los cuatro (4) meses de ser bautizado el “20 de Julio”, zarpa del puerto de Gotemburgo el destructor "HMS Halland," con un plan de crucero de representación y promoción de exportaciones suecas, especialmente en el ámbito del armamento naval. Su programa abarcaba visitas a los siguientes puertos:
  • Ponta Delgada, en las Azores.
  • San Juan, en Puerto Rico.
  • Cartagena de Indias, en Colombia.
  • Key West, en Florida, USA.
  • Hamilton, en Bermudas.

Infelizmente, a razón de la llamada “Revolución Húngara de 1956”, apenas acercándose a Ponta Delgada, el destructor fue llamado de vuelta a su base en Gotemburgo, arribando dos (2) semanas más tarde (1956.11.12).


En Colombia, nunca se tuvo oportunidad de conocerse de cerca este destructor, representativo de la famosa “Clase Halland”. Tampoco se tiene noticia de que, en Suecia, el personal que integraba la “Comisión Cupica”, se hubiera familiarizado con las características propias de este buque. Durante los estudios de Luis Eduardo, autor de este Estudio, en la Real Escuela de Guerra Naval de Suecia, sirvió a bordo de este destructor en varias ocasiones, familiarizándose especialmente con su artillería principal y antiaérea, así como su sofisticado sistema de control de tiro.

XII. La azarosa finalización de un negocio malhadado.




1957.05.10-Vi.

Cae el Gobierno del General Presidente Rojas Pinilla, siendo reemplazado por una Junta Militar de Gobierno, constituida por los siguientes altos militares:

   - Mayor General Gabriel Paris Gordillo, como Presidente.
   - Mayor General Deogracias Fonseca Espinosa, de la Policía.
   - Contralmirante Rubén Piedrahita Arango, de la Armada.
   - Brigadier General Rafael Navas Pardo, del Ejército.
   - Brigadier General Luis Ernesto Ordóñez Castillo, del Ejército.

34) Junta Militar de Gobierno.
Los cuatro (4) últimos fueron luego confirmados como Presidentes Constitucionales, por medio de un plebiscito realizado por primera vez en Colombia.

Los fortuitos cambios de gobierno, originaron los más sombríos presagios, siendo prácticamente paralizadas todas las obras iniciadas por el General Rojas, contingencia que perjudicaba en alto grado a las Fuerzas Militares. Entre los proyectos y obras de la Armada más afectados, se encontraron la construcción de la Escuela Naval, y de los destructores contratados en Suecia, a razón de haberse perturbado la parte que sostenía los créditos y garantías de su financiamiento. Consecuentemente, en conexión con los destructores, algunos de los trabajos en marcha, ya bastante avanzado su alistamiento, sufrieron demoras imprevistas. Respecto a los tiempos empleados en los diferentes pasos de construcción, equipamiento y pruebas, siguen más adelante datos concretos que ilustran si hubo, o no, paralización deliberada de los trabajos.


Una vez que se produjo la renuncia del General Rojas, y asumiendo la Junta Militar de Gobierno, el CN Erazo Annexi, deja constancia de haber mantenido…
«…dos reuniones importantes, una en el Comando de la Armada con la oficialidad del Comando y otra en Cartagena, a la que ordené asistieran todas las tripulaciones de las unidades, los cadetes de la Escuela Naval y la oficialidad. En ambas ocasiones resalté la enorme deuda de gratitud que le debía la Armada Nacional al General Gustavo Rojas Pinilla, por la manera como apoyó y auspició los programas que se desarrollaron durante su gobierno. También expresé en ambas reuniones, que era muy posible que yo no continuara en el Comandando de la Armada Nacional…»
Su retiro del Comando se verificó entrado el mes de junio de este año 1957, habiendo completado tres (3) años y un (1) mes redondo en éste, equivaliendo al tiempo que su sucesor, el Capitán de Navío Juan Antonio Pizarro García, permaneciera alejado del mismo cargo por disposición del todopoderoso General Presidente.

1958.07.20-Do.

En el puerto de Malmö, Suecia, estando presentes el Ministro de Hacienda de Colombia, José Antonio Mayobre, el Embajador de Colombia en Suecia, Contralmirante Ayala, y el Interventor de la Armada, Capitán de Navío Hernando Berón, se efectúa la ceremonia del “Afirmado del Pabellón Nacional” a bordo del destructor "ARC 20 de Julio", construido en los astilleros de Kockums. Presentes también estaban las Autoridades locales y Directivos del astillero. El delicado asunto relacionado con la financiación de la deuda adquirida con los astilleros suecos, había sido felizmente resuelto mediante la intervención de los tres señores mencionados. El CN Jorge Berrio Posada, fue el primer Comandante de la unidad.

1958.08.07-Ju.

El Dr. Alberto Lleras Camargo es elegido Presidente de Colombia, por un período de cuatro (4) años [1958.08.07 - 1962.08.07].


1958.09.23-Ma.

Luis Eduardo Schroeder Soto, autor de este Estudio, a la edad de veinte (20) años, se gradúa en la Real Escuela de Guerra Naval, como Oficial acreditado por la Real Flota de Suecia.

1958.09-Fin.

El destructor "ARC 20 de Julio" arriba a Cartagena. Había tomado la ruta de las Azores.

1958.10.29-Mi.

35) Detalle del Despacho del TFCG Luis Eduardo Schroeder Soto.
En esta fecha, por Decreto No. 2228 del Ejecutivo Nacional de la República de Colombia, Luis Eduardo Schroeder Soto, autor de este Estudio, es dado de alta en la Armada Nacional, con el grado de Teniente de Corbeta del Cuerpo General, abonándosele antigüedad con fecha 7 de diciembre de 1957. Eduardo había arribado a Cartagena (1958.10.04-Sá.) habiendo cumplido con éxito su misión de estudios en Suecia. Más sobre los primeros días de servicio de Luis Eduardo en la ARC, se puede leer en el capítulo “Yo Cadete Firpo, Final”, haciendo clic en el botón a la izquierda.

1958.11.14-Vi.

Apenas pasados quince (15) días de haber sido dado de alta en la Armada de Colombia, el Teniente de Corbeta Luis Eduardo Schroeder Soto hace una corta visita a bordo del destructor “ARC 20 de Julio”, que se encuentra fondeado en la Bahía de Cartagena. Su misión es la de acomodar a la lengua castellana, algunos manuales de armamento y máquinas, que se encuentran disponibles en sueco. En su ronda detecta, con mucha sorpresa, que la dotación de armamento de la nueva nave colombiana, se distanciaba marcadamente de la conocida por él, en sus estudios y prácticas en Suecia, de la propia para el destructor “HMS Halland”, prototipo de la Clase que lleva su nombre. Eduardo quiso pronunciarse sobre este particular, pero al no tener a mano toda la información que pudiera aclarar la marcada discapacidad del “20 de Julio”, encontró prudente no tomar cartas en el asunto. Pasarían entonces cincuenta y ocho (58) años, antes de él decidirse a desvelar lo que había logrado dilucidar a este respecto, resultando en este Estudio, sobre “Los destructores que armaron a Colombia”.

1958.12.07-Do.

En Gotemburgo se efectúa ceremonia de “Afirmado del Pabellón Nacional” a bordo del destructor "ARC 7 de Agosto" construido por los astilleros de Götaverken, presidida por el Ministro de Hacienda, el Embajador, y el Interventor de la Armada, mencionados anteriormente. A la ceremonia igualmente asisten las Autoridades locales y Directivos del astillero. El CF Orlando Lemaitre Torres, es su primer Comandante.

1958-12-Med.

Superadas todas las contingencias, y restaurada la normalidad en las relaciones comerciales entre Colombia y Suecia, le llegaba el turno a la KSF (Kungliga Svenska Flotan) de lograr la anulación de los contratos para la construcción de los destructores J24 “HMS Lappland” y J25 “HMS Värmland”, con sus respectivos astilleros de Kockums y Götaverken. En esta forma, quedaba demostrado, sin duda alguna, que precisamente habían sido estos destructores despreciados por la KSF, los ofertados a la ARC bajo condiciones, y mediante artimañas, muy por la tangente de lo inescrupuloso e insolente, aclaradas en la Quinta parte de este Estudio.

1958-12-25-Ju.

El "ARC 7 de Agosto", zarpa de Gotemburgo destino Cartagena. Hizo escala en Le Havre, El Ferrol, Funchal, Madeira, y Cabo Verde. Queriéndose evitar problemas políticos, no tocó Canarias como estaba previsto, a razón de que allí se encontraba exiliado el General Rojas Pinilla, y se pudiera especular sobre una presunta visita que le hiciera “su buque”.

1959.01.19-Lu.

36) Lleras Camargo.
El destructor "ARC 7 de Agosto" arriba a Cartagena, siendo recibido por el Presidente de la República Dr. Alberto Lleras Camargo, a quien se le rindieron honores sobre la marcha en el canal de entrada, a la altura de las “Cuatro Calles”, y posteriormente en su visita oficial al buque. El presidente recorrió la unidad y en el Libro de Visitantes, escribió estas palabras:
«…He visitado el 7 de Agosto y quiero dejar el testimonio de la gratitud del pueblo y del Gobierno con la Fuerza Naval, que tiene la misión de volver el espíritu y los ojos de los colombianos, hacia un mar olvidado por siglos…»

Datos finales sobre los destructores “Clase Halland Modificada”.


En el cuadro número (6), que sigue a continuación, se pueden apreciar los tiempos que tomaron las diferentes fases de construcción del “20 de Julio” y “7 de Agosto” en sus respectivos astilleros, como también sus tiempos totales de servicio en la ARC y su destino después de ser dados de baja. Entre los datos interesantes que se pueden sacar, está el tiempo total de entrega del “7 de Agosto”, que llegó a tomar cuatro (4) meses y diecisiete (17) días más que el tiempo empleado para el “20 de Julio”, pese a que su construcción empezó una (1) semana antes, y su tiempo en la rampa tomó un (1) mes y nueve (9) días menos. La razón de esa demora “extra”, fue la paralización de los trabajos optada por el astillero, en “espera” del aporte, por parte de la ARC, de una nueva garantía de financiación, requerida ante los efectos de la caída del gobierno del General Rojas Pinilla.





Salta a la vista, el tiempo de servicio de nuestros destructores, llegando a una media de veintisiete (27) años, comparados con los treinta y uno y medio (31½) años del poderoso Halland, registrados en el cuadro número (1); en verdad un resultado que no fue tan “triste”, como se comenta por ahí. 

Cuarta parte
Los artificios en un delicado negocio de armas


Con la extensa, detallada y cumplida cronología presentada en la Tercera parte anterior, quedaron descritos los pasos en la Historia de nuestra Armada, durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla que, infelizmente, algunos de ellos llegaron a convertirse en los más cargados de situaciones difíciles y confusas, causantes a su turno de efectos que en la posteridad, han sido considerados como los más lamentables para ésta, como fueron los relacionados con la adquisición de los dos (2) destructores de la “Clase Halland”, tema central de este Estudio.



En esta Cuarta parte, nos concentramos, especialmente, en ampliar los detalles sobre las bases en que se fundaba la oferta presentada por los astilleros suecos que, como hemos podido constatar, no fue plenamente conocida por la parte colombiana, previo a firmarse los correspondientes contratos, y por consiguiente, muy lamentablemente, ésta no tuvo una justa oportunidad para evaluar a pleno, las conveniencias y desventajas que resultarían al incluir en su flota, unidades tan completamente extrañas a sus genuinas necesidades y capacidades operacionales, en desarmonía con el resto de sus unidades a flote. Empezamos con un corto comentario sobre las alternativas que se tenían fuera de la ofertada por los suecos.

XIII. Las ofertas alternativas.


Al concurso de licitación se presentaron las Marinas de los EE.UU. y de Inglaterra, ofertando destructores de segunda mano, en perfecto estado operacional, tomados de sus respectivas “Clase Fletcher” y “Clase Daring”, a la sazón las más populares por su efectiva prestación en el mar y en combate, características y cualidades generales, armamento y, muy especialmente, por sus meritorios records con experiencia registrada durante años enteros, al servicio en Marinas de guerra en muchos países.

Era obvio que los “americanos” y los “ingleses”, no sólo podían atender una entrega rápida incluyendo la debida potencialización de sus buques ofrecidos, sino también con la garantía de incluir unas cuantas unidades más, a voluntad del comprador. Y si hablamos de los dólares a pagar, no queda duda alguna que lo usado acostumbra a resultar más “Barato” y, a veces hasta más “Bonito” y Bueno”.

La Clase Fletcher.

37) Destructor "Clase Fletcher".
En la foto se muestra el DD-22 “Almirante Ferrándiz” de la Armada española, anterior DD-551 “USS Taylor”. Esta clase de los EE.UU. no requería en absoluto presentación alguna para la ARC, debiendo ser ampliamente conocida por ésta. Sin embargo, cabe mencionar que, entre 1942 y 1944, la Marina estadounidense comisionó 175 destructores de esta clase, para su servicio en la Segunda Guerra mundial, la Guerra de Corea, e incluso en la Guerra de Vietnam. Irónicamente, muchas unidades fueron vendidas a países contra los que los EE.UU. había combatido, como fueron Italia, Alemania y Japón. La primera unidad de esta Clase fue el USS Fletcher (DD-445), y la última el USS Rooks (DD-804).

La Clase Daring.

38) Destructor "Clase Daring".


La construcción de los destructores “Clase Daring” para la Flota Británica, se inició en 1946 y culminó en 1949. La foto muestra el HMS Decoy (D-106), asignado a los británicos en (1953.04.28), cuando en 1973 era incorporado a la Marina del Perú, con el nombre de BAP Ferré (DM-74), luego de ser modernizado y colocados tubos para el lanzamiento de misiles.

Esto indica claramente que, en 1954, un buque con las mismas características, podría haber sido ofertado a la ARC. El Ferré sirvió en la BAP hasta (2007.07.13) cuando fue dado de baja con 34 años de servicio; una antigüedad que mucho dice de sus altas cualidades. Su desplazamiento era 3.820 toneladas, velocidad de 30 nudos, armamento convencional y misiles


XIV. La oferta sueca y la reacción colombiana.


39) El "HMS Halland" en su elemento, luce su popa poderosamente armada para combate antisubmarino.
Los “suecos” ofertaban un paquete de dos (2) destructores nuevos, de la entonces avanzada “Clase Halland”, a ser construidos prácticamente de inmediato, siendo en verdad una ocasión realmente exclusiva, toda vez que era imposible encontrar un astillero de calidad, que pudiese atender una tarea de tal categoría, de la noche a la mañana, en una época en que todas las armadas y marinas de guerra del mundo entero, se encontraban en pleno plan de armamentismo, con miras a paliar las amenazas que soplaban de los cuatro vientos de la Guerra Fría.

Es muy importante dejar debidamente aclarado que, los astilleros Kockums y Götaverken, procedían en nombre de la Real Flota de Suecia (KSF), aunque en la práctica este asunto se mantuvo bajo la más estricta reserva por la parte sueca, como quedará comprobado terminando esta sección. Sin embargo, en la Primera parte sobre La Flota de Suecia y sus poderosos destructores”, se incluyó el cuadro número “1”, acerca de los “Destructores Provinciales” en el que, detalladamente, quedó especificado que los destructores ofertados a Colombia eran de propiedad de la KSF (Kungliga Svenska Flotta), registrados y clasificados como “J24 HMS Lappland” y “J25 HMS Värmland”, contratados junto con el “J18 HMS Halland” y el “J19 HMS Småland” en 1948.

Allí también quedó señalado que los turnos de construcción del J24 y J25, habían sido cedidos a la Armada de Colombia, lo que es una verdad a medias, con la sola intención de indicar que pasarían a ser propiedad de la ARC, pero se debe recalcar que era la KSF, la que estuviera comprometida con los astilleros Kockums y Götaverken, mediante contratos intransferibles e, inclusive, incambiables para la propia KSF, no pudiéndolos utilizar para la construcción de buques diferentes a la contratada “Clase Halland”.

Este es el lugar para dejar severamente marcado que, son los mencionados astilleros, y no la KSF, los que negocian con la ARC firmando entre estas tres partes, los respectivos contratos en el Comando de la Armada Nacional, en Bogotá (1954.08.12-Ju.) en presencia del Sr. Helmer Hallberg, Cónsul de Suecia, a la sazón, la más alta representación de aquel país en Colombia. Lo que se firma son dos (2) contratos a saber: entre la ARC y los astilleros Kockums en Malmö, para la construcción de un (1) destructor de la “Clase Halland”, registrado como “ARC 20 de Julio”, y entre la ARC y los astilleros Götaverken en Gotemburgo, para la construcción de un (1) destructor similar, registrado como “ARC 13 de Junio”.

En la Tercera parte, Cronología de un negocio fuera de lo común”, bajo el punto “X. Concurso de licitación, precipitado y calamitoso”, quedaron someramente mencionados, los problemas que se presentaron respecto a las garantías de la parte financiera colombiana, a razón de la “Caída del dictador Rojas Pinilla” (1957.05.10-Vi.) y el cambio de política establecido por la “Junta de Gobierno” que lo substituye, tomando distancia del endeudamiento ocasionado por el gobierno derrocado.

Sin embargo, once (11) meses antes de la caída del General Rojas, en conexión con el fortuito cambio de nombre del destructor “ARC 13 de Junio”, dándosele el “ARC 7 de Agosto” en su mismísimo día de bautizo y rampa de botadura en Gotemburgo (1956.06.19-Ma.), tanto los astilleros Götaverken, sus colegas Kockums en Malmö, y muy particularmente la Real Flota de Suecia, quedaron supremamente alarmados por lo que se veía venir del otro lado del Atlántico, resultando en una serie de problemas que, para paliarlos oportunamente, fue preciso que la parte colombiana, pusiera en marcha una avanzada maniobra financiera que, relativamente a tiempo con las pruebas reglamentarias para la entrega de las nuevas naves a la ARC, fuera aceptada por los suecos, permitiendo así que sus pabellones nacionales lograran ser izados a bordo, y con ello poner luego proa a sus aguas en el Caribe colombiano.

Sobre lo acontecido por estas latitudes nórdicas, en conexión con esta parte saturada de penurias para “Los destructores que armaron a Colombia”, hay tema para llenar páginas enteras, encontrando suficiente traer a colación lo más central e importante que, al entrar a reseñar, curiosamente da lugar a la detección de detalles, en los que absolutamente a nadie se le habría ocurrido siquiera imaginárselo, como es el delicado caso de la mencionada refinanciación de la deuda colombiana, que de habérsele complicado marcadamente a la ARC con los astilleros suecos, sorpresivamente, ésta hubiese tenido de todas maneras, excelentes posibilidades para renegociar las condiciones, permitiéndosele inclusive plazos más holgados, con solo haberse posicionado de forma más resoluta. Lo triste del caso era la cruda realidad de no tener, la parte colombiana, la menor idea de lo que estaba aconteciendo.

Todo dependía de tres (3) factores de peso, en extremo delicados para la parte sueca que, obviamente gobernaban la más incómoda situación para ésta y, por consiguiente, debía mantenerlos en el más riguroso secreto, costara lo que costara. Éstos quedan resumidos como sigue:

1º.  Posiblemente el más “incómodo”, que podría maltratar gravemente la imagen y reputación de las partes suecas, era la incertidumbre originada por un escandaloso negocio de armas, con un gobierno de facto, trasformado en dictadura que, al ser derrocado, obviamente llevaba consigo al abismo del fracaso, buques, trabajos y dólares en cantidades considerables. En otras palabras, una delicada situación, que las partes suecas deberían manejar con muchísima prudencia.

2º.  El más “costoso” para la Kungliga Svenska Flotta (KSF), tratándose de la parte monetaria a ser atendida por ésta, dado que en el fondo eran sus destructores J24 y J25, los que estaban en juego, debiendo ésta saldar sus costos a los astilleros encargados de construirlos.


3º.  Sin lugar a dudas el más “escandaloso”, “oneroso” y “delicado” no sólo para las tres (3) partes suecas, sino muy especialmente para todos los asesores jurídicos e instancias consultoras oficiales y extraoficiales, involucradas en este negocio que “resultaría artificioso”. En verdad un caso excepcional que requiere un examen más profundo, toda vez que aparenta tratarse de una “doble contratación”, o la alternativa de “una contratación artificiosa”, dependiendo de cómo lo sorteen los expertos; “doble” en el caso que los astilleros hubiesen firmado contratos separados para la construcción de un mismo producto, con dos clientes diferentes, y “artificiosa” de haber sido fingidos los contratos que los astilleros firmaron con la ARC, lo que obviamente no podría tolerarse en forma alguna.



De todas maneras, todo indica que la KSF fuera la promotora central de las negociaciones con la ARC, delegando la responsabilidad de las diligencias a los astilleros, y son éstos, como constructores, los que firman los contratos con el nuevo cliente. De no haber sido así, la KSF se hubiera colocado en una situación aún más embarazosa, a razón del “en extremo mediocre” producto final que se le entrega a la Armada colombiana. Está escrito “aún más embarazosa”, porque de todas formas la KSF estaría llamada a explicar la escandalosa “Mutilación de los Colosos”, que exponemos minuciosamente en el punto “XVI. El regateo que redunda en flaqueza”, de la Quinta Parte.


40) El "ARC 20 de Julio", en ronda de pruebas para su entrega. Su popa luce desnuda de armas antisubmarinas y portando la bandera de Suecia.

Entonces, volviendo a aquella apretada de tuercas, exigiendo los suecos nuevas garantías financieras y, a la vez, fingiendo suspensión temporánea de los trabajos en los astilleros, hasta que fuera satisfecha por los colombianos, podemos decir que esta artimaña no pasó de ser más que un show bien montado para las bancadas de espectadores. De quererse especular más a fondo sobre estos enredos, se podría agregar que, por nada en el mundo, la Real Flota se hubiese sometido a la obligación de quedarse en posesión de los destructores “embaucados” a Colombia. Ya estaban éstos prontos a su entrega y, conociendo la KSF el escandaloso recorte de su armamento, y consecuentes cambios en sus superestructuras, producto del inaudito regateo mutilador, puesto en marcha por los colombianos, hubiesen preferido llevarlos directamente a los muelles del desguazo, para por lo menos sacarle unos centavos a su chatarra.

Por suerte e, infelizmente, dependiendo de la posición del observador, la Armada de Colombia, aparentemente, no tuvo idea alguna de lo que ocurría detrás de los cortinones del palacio del engaño. Esto a forma de disculpa temporal, por el pésimo negocio en que se involucra. Esto lo ampliaremos luego. Mientras tanto anotamos datos y fechas históricas. La Armada de Colombia logró refinanciar sus deudas, y con toda la mística y consagración que impregna el orgullo institucional, el “Pabellón Nacional” fue afirmado a bordo del “ARC 20 de Julio” (1958.07.20-Do.) y “ARC 7 de Agosto” (1958.12.07-Do.), y a sus aguas caribeñas ponen sus proas, mientras que, simultáneamente, la Real Flota de Suecia conseguía la anulación de los contratos (1958-12-Med.) para la construcción de sus desechados destructores J24 “HMS Lappland” y J25 “HMS Värmland”.

Lo tratado en esta infausta Cuarta parte - "Los artificios en un delicado negocio de armas”, hubiera sido suficiente para ilustrar la malhadada aventura, en la que la Armada de Colombia se envuelve, por falta de prudencia y experiencia, a lo que se suma una descontrolada precipitación que, lamentablemente, mucho dice de un inconcebible toque de ingenuidad; una virtud temporal para muchos pero, como son las cosas en la vida, también considerada como un síntoma de algo que nunca actúa solo, trayendo siempre consigo otras calamidades, como es el horroroso caso que sigue, a continuación, en el que, muy lamentablemente, la Armada de Colombia remataría su descalabro… ¡Entrando a engañarse a sí misma!

Quinta parte


Fortaleza en la “Clase”, flaqueza en la “Clase Modificada”


Con la extensa, detallada y cumplida cronología de la Tercera parte, quedaron descritos los pasos en la Historia de nuestra Armada, durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla, y algunos posteriores a éste, que llegaron a convertirse en los más cargados de situaciones difíciles y confusas, causantes de los efectos más extremadamente negativos, como fueron los relacionados con la adquisición de los dos (2) destructores de la “Clase Halland” ofertados por astilleros suecos.

Queda en su lugar dejar debidamente aclarado que, el concepto que llamamos “Clase Halland Modificada”, es de patente nuestra. En ninguna parte o papel alguno, se utiliza esta denominación para los destructores de la “Clase Halland” adquiridos por la ARC. Es más, en los círculos suecos, como son la Real Flota, los astilleros, institutos y centros de registro, control, estudios estadísticos, ingeniería naval, clasificación, etc., en sus publicaciones noticiosas, informes, records, etc., ha quedado especificado, o simplemente anotado que, de los destructores de la mencionada “Clase Halland” llegaron a construirse cuatro (4) unidades, de las cuales dos (2) fueron entregadas a Colombia, «…con algunas pequeñas modificaciones…» que en nada los apartaba del prototipo.

Pasaron los años y nadie dijo lo contrario, siendo lo más conspicuo que la propia ARC siempre considerara sus destructores construidos en Suecia, como genuinos pertenecientes a aquella famosa “Clase”. Inclusive, se ha registrado el curioso caso en la posteridad, de un “Alto mando” de la ARC, que ha llegado a sostener que, los destructores construidos en Suecia, pertenecieron a la “Clase 20 de Julio”, especialmente creada por la ARC. Esto, como se puede entender, no es otra cosa que una genuina fantochada, lanzada con el sólo propósito de paliar los efectos de la crítica que se le ha hecho a la institución, de haber pasado como “ingenua víctima” de un descalabro perpetrado por ella misma.

Para nosotros, que hemos estudiado a fondo las diferencias entre los destructores de la KSF y la ARC, cuyos resultados desvelamos con este Estudio, podemos garantizar que, prácticamente lo único “semejante” entre éstos es su casco de acero, junto con “algunos” ejemplares de su armamento de dotación en cantidades y ubicaciones distintas, equipos electrónicos para variados propósitos, e inclusive maquinarias y equipos de propulsión de los mismos orígenes pero de menor potencia, hasta tal grado que se difieren marcadamente. Además, es sólo recordar que, el concepto “Clase Halland” no sólo se limitaba a la unidad naval en sí, sino que incluía un complejo y costosísimo sistema de logística bélica, del que no se podía prescindir, como quedó debidamente reseñado en la Primera parte.

Queda entonces muy difícil sostener, que los destructores “ARC 20 de Julio” y “ARC 7 de Agosto” pertenecieran a esa exclusiva clase sueca. Así que, al registrarlos nosotros en una “Clase Halland Modificada”, era lo más generoso que se pudiera hacer, queriendo indicar con esto que, en algunos aspectos recordaban al prototipo “HMS Halland”, eludiendo tener que reconocer el más horrible fiasco en construcción naval militar, alcanzado con éstos.

Mediante los siguientes puntos, quedará aclarado lo acontecido, las causas y el abarque de las divergencias resultantes, sin eludir el correspondiente señalamiento de responsabilidades.

 XV. Lo ofertado por Suecia y lo adquirido por Colombia.



Las imágenes anteriores muestran los diseños de disposición general, de las superestructuras y dotación de armamento sobre cubierta, propios de los destructores de la “Clase Halland” de la Real Flota de Suecia, KSF, y de los destructores “20 de Julio” y “7 de Agosto” de la Armada de Colombia, ARC.


Al darles una rápida ojeada, queda fácil reconocer que se trata de bellos e imponentes buques casi similares, pero que, implementando la conocida entretención de «…Busque cinco errores…», o diferencias, lo más seguro será que el lector encuentre, por lo menos una docena de marcadas diferencias, estando la más conspicua en relación con los mástiles, siendo más sencillo el del “HMS Halland” por ser rebatible como un periscopio, mientras que el del “ARC 20 de Julio” se ve más fuerte y estable, soportando cantidad de equipos electrónicos y terrazas de observación, y la menos destacada, no obstante la más substancial y “embarazosa”, con algo que parece un triángulo por el costado a popa del “Halland”, que no se capta en la de su variante “20 de Julio”, asunto en que nos profundizaremos más adelante.

La imagen que sigue a continuación, ilustra esquemáticamente los funestos resultados, de las negociaciones mantenidas entre los comisionados suecos y colombianos, y ayuda a entender el abarque del desastre.


Una vez dedicados unos largos minutos tratando de interpretar el mensaje de un título y una flecha en rojo, junto con columnas repletas de datos técnicos y cantidades de cifras para lo uno y para lo otro, queda justo adelantar el concluyente dato de que, el armamento de dotación de los destructores de la “Clase Halland Modificada”, apenas llegaba, en plena luz del día, a una tercera (1/3) parte del poderío en el armamento de dotación instalado en el prototipo de la “Clase Halland”. Es entendible entonces, la enorme la sorpresa suscitada en el lector, y las múltiples preguntas que se haría, a fin de entender el “por qué” de tan alarmante merma en algo tan importante como es el poderío bélico en un buque de guerra. La aclaración la tenemos en el siguiente punto.

XVI. El regateo que redunda en flaqueza.


Bajo el punto “X. Concurso de licitación, precipitado y calamitoso” en la Tercera parte, nos enterábamos de la expedita marcha de los asuntos, en conexión con los astilleros suecos de Kockums y Götaverken, una vez el Comando de la ARC, recibiera órdenes del General Presidente Rojas Pinilla, de acelerar los planes para la compra de un (1) destructor, satisfecho que se mostraba habiendo estudiado los paquetes de ofertas que el CF Erazo Annexi cumplía en presentarle.

Vimos luego el entusiasmo, con el que el Generalísimo Presidente impartía «…de plano…» sus temerarios designios, inducido por un delicado toque folclórico, mediante una maqueta del “13 de Junio” presentada por el Comandante de la ARC. El General ordenaba concretizar discusiones con los astilleros suecos ofertantes, para una eventual compra de un buque nuevo, encontrando más que justo que, durante su mandato, la nueva Armada de Colombia debería dejar a un lado, la idea de adquirir un buque de segunda mano. Así, relativamente pronto, un grupo de comisionados por la ARC entraba en discusiones con representantes de los astilleros suecos, que ofertando cada uno, un (1) destructor de la “Clase Halland”, aprovechaban para sugerir, según su punto de ver las cosas, un oportuno, cómodo y ventajoso “arreglo”, poniéndose de acuerdo en un paquete redondo con dos (2) destructores idénticos al formidable “HMS Halland”, cuya construcción se iniciaría de inmediato en Suecia, teniendo además la parte colombiana, la magnífica posibilidad de efectuar los reajustes que encontrara convenientes. Tal “arreglo” llegaba muy oportuno para la Armada, según afirmaba el Comandante Erazo Annexi, encontrándose a la sazón algo tensas las relaciones entre Colombia y Venezuela.

Ésta era la «…Ocasión única e infeliz…» que dio el título al punto IX de la Tercera parte. A propósito de lo “infeliz” está en su lugar agregar que, en el fondo, nos inspirábamos en aquella ocasión registrada en nuestra Historia Patria, cuando en la madrugada del sábado 21 de julio de 1810, en plena Junta de Gobierno en Santa Fe, se oyó al regidor don José Acevedo y Gómez, proclamar traidor al que dejase «…escapar la ocasión única y feliz...» para fundar una patria independiente. Lo nuestro, registrado en Bogotá 144 años más tarde, un mismo mes de julio (1954), por el contrario, no tenía nada de feliz, pese a que nadie fuera amenazado con la pena capital, y aun así ninguno de los involucrados, por la parte colombiana en las negociaciones con los suecos, dejó escapar la ocasión, lo que hubiese sido mucho mejor, porque entonces nuestra joven y queridísima Armada era tomada por sorpresa, y así «…entraba en una fase, en la que su ilusión se le escapaba por la tangente de la ingenuidad y, aliándose ésta con la imprudencia, pronto se desbocaba cayendo en la acequia de la horrorosa vulnerabilidad…», como quedó escrito con anterioridad.

Llegada la hora de dar el paso decisivo, se convocó una Junta especial de la ARC a un alto nivel, con la misión de evaluar la incrementada oferta final y, ejerciendo ésta su derecho ofrecido y acordado, de efectuar sus propios reajustes a las naves en negociación, el avalúo tomó infelizmente por el atajo de los costos, descuidándose marcadamente los valores representados en aquella valiosísima “solución” bélica, tan estudiada por los expertos suecos en detalle, y en todos los aspectos, cuyo balance final hacía de los destructores pertenecientes a la “Clase Halland”, los más potentes provistos de armamento convencional.

Está en su lugar recordar que los buques ofertados por los astilleros suecos, no daban campo para recortes de ninguna naturaleza, como tampoco para ampliaciones e incrementos, por lo que cambios en cualquier dirección, deberían evaluarse detenidamente. Todos sus componentes habían sido perfeccionados y optimizados en todos los aspectos, optando siempre por la más reciente tecnología, el mayor rendimiento y economía, mayor poderío y velocidad de acción, reparación y cambios, óptima utilización de las áreas a bordo, etc., etc. Lo único recortable en este caso, hubiera sido la cantidad de unidades a negociar, o sea limitar la compra a una (1) sola unidad, tal como era el objetivo inicial de la ARC. Aun así, las negociaciones finales se descarrilaron por el barranco del desmandado regateo, resultando en una catástrofe sin precedentes, causada por las partes negociantes en este malhadado negocio, a saber: por la parte sueca, la Real Flota de Suecia, los astilleros de Kockums en Malmö y de Götaverken en Gotemburgo, y por la parte colombiana, la Armada de Colombia.

Lo ocurrido es tan complejo y de tales dimensiones, que hemos decidido abordarlo mediante el siguiente cuadro sinóptico, en torno a los malogros de mayor calibre, causados por las partes negociantes, comentando y alternando sus respectivas responsabilidades sobre un mismo asunto, evitando así repeticiones. Más adelante, en el punto “XVII. La mutilación de los colosos”, se dan detalles concretos sobre el abarque y graves consecuencias del descalabro perpetrado.

Malogros y desaciertos en las negociaciones entre las partes
sueca (Su.) y colombiana (Co.)
1
Su. El desastre es iniciado por esta parte. Sus tres (3) actores conocían perfectamente, todo lo relacionado con la “Clase Halland”, cuyos destructores fueron exclusivamente diseñados y construidos, para operar en aguas y condiciones nórdicas y, además, exigían un enorme y costoso aparato logístico y de soporte bélico, sin el cual, éstos no lograrían funcionar satisfaciendo los múltiples propósitos y avanzados objetivos para los que fueran concebidos. El sólo hecho de ofertarlos a la ARC, era sencillamente inconcebible, estando por la tangente de lo inescrupuloso e insolente.
Co. Sobre esto pudo la parte colombiana, perfectamente enterarse previamente, de haber tenido la precaución de preguntarlo a su contra parte, o averiguarlo de cualquier otra forma. En caso de que aquella hubiese cumplido en informarlo, lo que está descartado, la parte Co. hubiese sido la total responsable de causar el mayor desastre en la historia de la ARC.
2
Su. Los dos (2) destructores ofertados a la ARC, eran de propiedad de la KSF, registrados en sus contratos con los astilleros de Kockums y Götaverken con sus siglas y nombres J24 “HMS Lappland” y J25 “HMS Värmland”. Por estas naves, la KSF estaba en deuda con los mencionados astilleros. De esto no se dio noticia a la parte colombiana.
Co. Deducimos que, de este asunto, la parte Co. no pudo haberse enterado en ninguna forma. Caso contrario, este negocio hubiese adquirido otras dimensiones, y requerido un trato completamente diferente, y a la vez más comprometedor para ambas partes.
3
Su. Las ofertas que los dos (2) astilleros suecos, hicieran cada uno por separado, de un (1) destructor de la misma “Clase Halland”, habiendo la parte colombiana licitado solo uno (1), fue una malhadada artimaña de la parte Su., con la intención de embaucar a su contra parte, la compra de los destructores J24 y J25 contratados y desechados por la KSF.
Co. Los astilleros suecos siguieron los términos establecidos en la licitación de la ARC. Si ésta decidió adquirir un (1) destructor de cada uno de éstos, es una determinación suya que encontró conveniente, pero al tratarse de dos buques exactamente iguales, la parte Co. se aparta de su propia normativa, lo que podría considerarse poco justo para con los otros ofertantes que, obviamente, también hubieran podido doblar sus propias ofertas.
4
Su. La consiguiente firma de los nuevos contratos, que los astilleros suecos Kockums y Götaverken, sostienen con la ARC, para la construcción de los mismos destructores J24 y J25, es un delicado asunto de, posiblemente, doble contratación, que debe estudiarse a fondo en su parte legal. Esto quedó claramente expuesto en el punto “XIV. La oferta sueca y la reacción colombiana”, Cuarta parte.
Co. Partimos del hecho de que esta parte nunca tuvo la menor noticia de existir contratos vigentes entre la KSF y los astilleros suecos, relativos a los mismos destructores que estaba negociando con éstos. De no haber sido así, no nos atreveríamos siquiera a especular en las consecuencias.
5
Su. Incondicionalmente, la KSF había determinado prescindir de la construcción de las mencionadas unidades J24 y J25 y su utilización en la Flota, costara lo que costara. Evaluando la alternativa de modificarlas, fue consciente de los altos costos involucrados y, muy especialmente, lo inútil y oneroso que resultaría emplear aquellos mismos súper dimensionados cascos, en nuevas unidades, sólo para economizarse algunos centavos. Entonces, ofrecer en venta a la ARC estos mismos destructores que rechazaba, lo encontramos como un desvergonzado acto muy lejano a ser considerado como un negocio respetable.
Co. Datos de esta naturaleza eran, lógicamente, de carácter confidencial y por consiguiente imposibles de conocerse abiertamente. Además, queda descartado que la parte Su. los hubiera compartido con la Co. Sin embargo, ante el gran interés que los suecos mostraban en vender sus poderosos destructores, a una Armada que claramente daba indicios de no necesitar precisamente de éstos, la parte Co. ha debido entender que algo especial o extraordinario existía detrás de tan afanosa oferta. En otras palabras, la parte Co. daba perspicuas señales de inexperiencia, para no decir falta de perspicacia.
6
Su. Los destructores de la “Clase Halland”, estaban considerados como unos verdaderos “Colosos”, costosos en todas sus envolturas, dispendiosos en todos los usos que se les diera, prohibitivos para quienes no los supieran utilizar, inasequibles para quienes no tuvieran los medios requeridos para adquirirlos, y onerosos para quienes no los necesitaran, tales como fueron concebidos. Aun así, la parte Su. tiene el descaro de ofrecerlos a la parte Co., con la posibilidad de que ésta pudiera efectuar los cambios que encontrara prudentes, o sea que proponía a su incauto comprador, llevar a cabo lo que la propia KSF encontraba como la más alocada y costosísima barbaridad. Esto no es otra cosa que un horroroso insulto y execrable asalto a su contraparte.
Co. Los calificativos dados anteriormente a los destructores de la “Clase Halland”, están concebidos pensando expresamente en esta parte Co., asunto que aclaramos como sigue:
- Colosos, sólo los usados en la KSF. Los de la ARC resultarían mutilados.
- Costosos, para cualquier armador.

- Dispendiosos, por no contar la ARC, con los recursos operacionales del caso.

- Prohibitivos, por carecer la ARC de experiencia y profesionalidad en su uso.

- Inasequibles, por reduplicándosele a la ARC los costos presupuestados.

- Onerosos en extremo para la ARC, como se demostraría con los años.
7
Su. Entrando la parte Co. a minimizar costos de inversión, descontroladamente, y con insólita alcahuetería de la parte Su., empezaba a recortar lo recortable, o sea a reducir el armamento, resultando en una horrenda mutilación de la importantísima potencia bélica de los destructores, propiedad que hacía famosa a la “Clase Halland”. Ante esta barbaridad, la parte Su. ha debido impedir a la parte Co. convertir en “barcazas cercenadas” los buques que compraban, pudiendo sugerirles decentemente que, ante tales cuantías y valías de los recortes que aplicaban, escogieran otros tipos de naves menores que se acomodaran a sus verdaderas necesidades y recursos económicos disponibles. Infelizmente, a la parte Su. sólo le interesaba endosar a la Co. los buques desechados por la KSF; una asquerosa maniobra nada honrosa. Detalles de lo perpetrado, se dan más adelante en el punto “XVII. La mutilación de los colosos”.
Co. Mucho de lo anotado anteriormente, concierne y compromete en alto grado a esta parte Co., a lo que se suma su total desconocimiento del producto que estaba adquiriendo. La horrorosa mutilación que pone en marcha, de las propiedades más valiosas de la poderosa “Clase Halland”, representadas en su avanzado armamento, es prueba de una descomunal carencia de profesionalidad en conexión con armamento naval, completamente desprovista a la vez, de la suficiente ilustración y discernimiento en construcción naval-militar, que se agrava con la falta de sensatez al no procurar asesoramiento profesional altamente calificado. Si arriba consideramos la parte Su. de esta maniobra como asquerosa y nada honrosa, lo mismo es válido para esta parte Co. Aquí no hay cabida para conceptos tiernos tales como “falta de sensatez”, o “exceso de ingenuidad”.
8
Su. Durante todo el tiempo que toma la licitación de la ARC para la adquisición de un destructor, el estudio de las ofertas recibidas, y el tiempo de negociaciones con los astilleros suecos, el “HMS Halland” que le diera su nombre a la famosa “Clase”, no había sido dado de alta integrando la Real Flota de Suecia. Fue bautizado y botado en (1952.07.16-Mi.), y finalmente entregado a ésta en (1955.06.08-Mi.), nueve (9) meses y veintiséis (26) días después de firmarse los contratos, para la compra que la ARC hiciera de dos (2) unidades similares, en el Comando de la Armada en Bogotá (1954.08.12-Ju.). Una maqueta suya, a la que se le había puesto el nombre de “13 de Junio”, fue lo más cercano que los negociadores de la parte Co., estuvieron de tan renombrada nave.
Co. En algunas memorias, o documentos sueltos dejados por contados “Altos comandos” de la ARC, se menciona que el “HMS Halland” fuera llevado a aguas colombianas para ser allí reconocido, con anterioridad a decidirse la compra de dos (2) gemelos suyos. Esto es naturalmente falso. A los cuatro (4) meses de ser bautizado el “20 de Julio”, zarpa del puerto de Gotemburgo (1956.10.29-Lu.) el destructor “HMS Halland”, con un plan de crucero de representación, visitando puertos americanos, entre los que figuraba Cartagena de Indias. Sin embargo, apenas acercándose a Ponta Delgada, el primer puerto, el destructor fue llamado de vuelta a su base en Gotemburgo, a razón de haber estallado la llamada “Revolución Húngara” [1956.10.23-1956.11.10] arribando dos (2) semanas más tarde (1956.11.12). En cualquier forma, queda demostrado que la parte Co. nunca tuvo en sus manos un informe pormenorizado de las importantísimas experiencias, sobre el comportamiento operacional de la nave bajo condiciones de combate, o excepcionales en el mar, lo que redundaba en la ominosa dejación de su parte, respecto a la prevención de situaciones y contingencias que amenazaran la seguridad de los buques contratados y sus tripulaciones


Con los cuadros números (7a) y (7b), que siguen a continuación, se muestran las divergencias resultantes entre el “HMS Halland” y el “ARC 20 de Julio”, acordadas entre las partes contratantes.

Las diferencias en el armamento de dotación, indicadas en el primer cuadro, son de tal magnitud, especialmente en términos de cantidades que, a simple vista, sorprende los grandes vacíos en la columna del destructor colombiano, y entrando a hacer un análisis detallado de los faltantes, se puede constatar que la dotación de éste apenas llegaba a una tercera (1/3) parte del poderío del armamento de dotación, especificado para la “Clase Halland”. La enorme falta de armas antisubmarinas es alarmante.





En el segundo cuadro (7b), se registran diferencias en las dimensiones del casco, llamando la atención el calado, siendo casi de un (1) metro menor para el destructor colombiano, que se explica con el desplazamiento resultante, reducido en 140 toneladas, a razón del marcado corte en el armamento. Como se ve, la diferencia en el tonelaje requiere a su turno, menor potencia en la maquinaria de propulsión y, consecuentemente, se pierde velocidad.



Aquí se puede agregar que, la total carencia de cargas y minas (-116 unidades) de profundidad, misiles R-08 (-2), y marcada reducción de torpedos M/61 (-4), y bombas antisubmarinas M50 (-4) en la nave colombiana, significaba una considerable reducción del peso del armamento de consumo, pasando las 40 toneladas por ocasión.


En resumen, se podría decir que se trataba de dos (2) buques completamente diferentes, manteniendo sin embargo el mismo hermetismo y disposición de compartimientos y superestructuras, especialmente diseñadas y construidas pensando en la protección contra precipitación radioactiva. 

XVII. La mutilación de los colosos.



Aproximándonos al añorado desenlace, de una verdadera batería de datos históricos, inéditas primicias y comprometedoras revelaciones, que hemos venido acumulando en este atrevido thriller, queda oportuno y soportable cumplir con aportar, unas cortas aclaraciones de gran utilidad, para quienes no estuvieran familiarizados con algunos conceptos, en conexión con el arte de la guerra en el mar.



Un “destructor” es una nave de guerra, pensado y equipado con la infrangible determinación de atacar para “destruir”, naves enemigas cualquiera que fuera su especialidad, tamaño y poderío, que “navegasen” sobre o por debajo de la superficie de las aguas en la zona de combate. En caso de ser atacado por naves que “volaran” por encima de su elemento, está igualmente pensado y equipado para “defenderse” de ellas, lo que lleva al sereno canon de que «…un destructor se protege a sí mismo…». El “destructor”, por naturaleza, y por acción de las reglas de nuestra bella lengua “sexista”, pertenece al género masculino, a lo contrario de una fragata, al género femenino, siendo pensada y equipada para “velar y proteger” a las naves amigas.





La imagen incluida con el número (8), muestra al destructor ARC 7 de Agosto, de la Armada de Colombia, originalmente pensado como una copia exacta de su prototipo, el “HMS Halland” de la Real Flota de Suecia, a su turno pensado y equipado para cumplir con la misión de un destructor “fundamentalmente” destinado a operar en aguas de los mares que bañan las costas de Suecia en latitudes nórdicas, a comienzos de la Guerra Fría, cuando el peligro del uso de armas atómicas, era latente en manos de los presuntos agresores que vendrían del Este. Dotado el Halland del más avanzado armamento convencional, su prestación y éxitos en un combate naval, dependía entonces de la implementación de una igualmente nueva, estrategia logística y táctica de combate, pudiéndose definir con la fórmula: «…aumento del volumen y precisión del fuego a emplearse, en el tiempo disponible para la acción…». La precisión se aseguraba con el más moderno y sofisticado equipo para la detección y rastreo del enemigo, junto con un certero control de tiro. El volumen dependía de la distancia y el tiempo de navegación al punto de reabastecimiento. La distancia se acortaba estableciendo suficiente cantidad de estaciones logísticas estratégicamente colocadas a lo largo de las costas, y el tiempo se reducía con la más alta velocidad que garantizaban sus máquinas de propulsión.

En resumen, el poderoso Halland estaba diseñado, construido y destinado para operar como un “Yoyó” entre la zona de combate y su base más cercana para reabastecimiento. Las demás unidades asignadas a su fuerza de combate deberían, consecuentemente, acomodarse a las maniobras de este inflexible e inexorable “cazador”, llamado así en sueco a un destructor.

Quedó escrito arriba «…originalmente pensado ser una copia exacta de su prototipo HMS Halland…» a razón de lo ya demostrado con los cuadros números (7a) y (7b), por lo que ahora, con la mencionada figura número (8), se señalan, ya no las divergencias, sino las más alarmantes “monstruosidades” causadas con la inaudita mutilación efectuada en el armamento de los destructores negociados con los astilleros Kockums y Götaverken, satisfaciendo falazmente el descabellado regateo, puesto en marcha por los comisionados de la ARC.

Va en orden de gravedad en “di minuendo”, la explicación de los corchetes y flechas, tal como han sido concebidos, empezando, sin embargo, aclarando lo pretendido con el signo de interrogación, estampado en las aguas del grandioso Caribe, que tantas sorpresas ha tenido que enjuagar con el correr de los años.

(?) - ¿Qué hacía el “7 de Agosto” en el Caribe tropical? Rigurosamente hermético, a bordo de éste, sólo se podía sobrevivir gracias a un poderoso sistema de aire acondicionado que, infelizmente, no siempre funcionaba. Por aquellas marginadas aguas, no existía el menor peligro de ser expuesto a contaminación radioactiva, así que todo ese sofisticado y costosísimo diseño y construcción del laberinto con mamparos, túneles y cubiertas de su sistema antiatómico, no se justificaba, habiendo sido, por el contrario, más ventajoso y saludable, prescindir de éste. De tener que emplear su artillería principal, sus santabárbaras serían completamente desocupadas en términos de media hora. De tener que valerse de sus torpedos, se desasiría de los disponibles en cuestión de una hora, si no tuviese la suerte de dar en el blanco con el primero disparado. Así sucesivamente con todo su armamento, combustible, etc. …y de tener que volver a su base, en aquel tiempo sólo contaba con la lejana Cartagena, si tuviera la suerte de llegar allí, quedándole la más sabia alternativa de permanecer en ésta, porque el combate en que hubiera participado, ya de hecho lo había perdido.


(1a) y (1b) – Para una cacería antisubmarina, estaba dotado de un eficaz equipo de sonar. Pero de pretender destruir al enemigo allí abajo en las saladas aguas del Caribe, sólo disponía de cuatro (4) bombas de 37,5 cm M/50 instaladas en su único mortero a proa (1b). De no acertar en el blanco con la primera descarga, tomaría mínimo una (1) hora para montar otras cuatro (4) bombas, siempre y cuando las tuviera a bordo... y de no querer exponerse a la sagacidad y los torpedos del enemigo, sólo le quedaba la única opción de “Coger las de Villadiego” volando del lugar, abandonando así a las “Buenas del Señor” al petrolero o transporte de tropas que posiblemente escoltaba, porque, más armas para ataque y defensa antisubmarina, no existían a bordo de su enorme casco. Su popa (1a) lucía completamente desnuda a los rayos del sol tropical. Allí se podía ordenar elegantes formaciones de su tripulación, sin que nadie fuera a torcerse un tobillo con rieles y parapetos soldados a la cubierta, para el manejo y disposición de cargas de profundidad, o minas antisubmarinas, porque de éstas no contaba ni con una fotografía para conocerlas. Tampoco maltrataban las ligeras líneas de su casco a popa, el sistema instalado en su prototipo “Halland” comprendiendo rampas de aceleración a cada costado, y herméticas compuertas en el espejo, operadas a control remoto para un seguro lanzamiento de cargas contra submarinos, dispuestas en rieles bajo cubierta, protegiendo así a sus operarios en caso de riesgo de contaminación radioactiva. En otras palabras, es doloroso tener que constatar, que los destructores “20 de Julio” y “7 de Agosto” fueron desastrosamente "amputados" de su armamento antisubmarino.



41) Popa limpia del “ARC 20 de Julio”, y poderosamente armada del “HMS Småland”, gemelo del ”Halland”
(2a) y (2b) -  Los torpedos, las armas más poderosas que caracterizaban a los destructores, fueron igualmente objeto de la desastrosa mutilación de las naves de la “Clase Halland Modificada”. Mientras que su prototipo “HMS Halland” se lucía portando dos (2) torres con un total de ocho (8) torpedos, más dos (2) misiles, alias “torpedos aéreos”, los destructores “Modificados” apenas contaban con una (1) torre (2b) con cuatro (4) tubos para torpedos, que infelizmente no podía utilizarse debidamente, para disparos en ángulos menores por el combés, hacia proa de la cuaderna maestra., a razón de impedírselo los botes a motor montados en sus cabrestantes por ambos costados, demasiado cerca de la torre para torpedos. Además, la torre (2a) había sido eliminada, y los misiles extirpados por completo.

(3) – Para defensa antiaérea, los “Modificados”, sólo contaban con dos (2) piezas sencillas de 40 mm, a cada costado, total cuatro (4) cañones, concentradas en el combés de la unidad, o sea que su proa y popa quedaban desprotegidas. El nido con dos (2) piezas a “espaldas” de la torre de 120 mm a popa del “HMS Halland”, había sido eliminado. Un buque de las dimensiones de estos destructores, requerían de mayor protección antiaérea. El Halland, además de contar con tres (3) piezas de 40 mm por cada costado, tenía a proa una poderosa torre doble antiaérea de 50 mm, de la que se trata en el punto (5) que sigue abajo.

(4) – Los “Modificados” tampoco contaban con una plataforma destinada para helicópteros. Para recibir helicópteros menores, se llegó a utilizar el pequeño dispositivo cuadrilátero, a crujía sobre cubierta a popa, destinado para almacenamiento de objetos varios y ventiladores, mientras que, a bordo del “Halland” por el contrario, sí se había construido una plataforma mayor, provista de enjaretado de red metálica en su rededor. Ver figura No. 13, Armamento de dotación del "HMS Halland," en la Primera parte, y figura No. 39 en el punto "XIV. La oferta sueca y la reacción colombiana, en la Cuarta parte.

42) Elegante formación sobre cubierta a popa del “ARC 20 de Julio”.
Ceremonia de “Afirmado del Pabellón Nacional”, 1958.07.20-Do.
(5) – A bordo de los destructores colombianos, se optó por reemplazar la torre doble de 50 mm a proa, instalada en el Halland, por una segunda torre doble de 120 mm, lo que podría interpretarse como un reforzamiento de su artillería principal. En la práctica, sin embargo, esa instalación comprometía en primer lugar, la estabilidad del buque, y en segundo, abriendo fuego se originaba fuertes ondas de vibraciones que aventuraban la resistencia de la voluminosa superestructura, construida en metal liviano. Sólo una cubierta reforzada o acorazada, podía neutralizar las fuerzas inducidas por los poderosos cañones súper-automáticos, que escupían hasta cuarenta (40) proyectiles por minuto. Es extraño que en los buques “Modificados”, no se hubieran optado los planes de la Real Flota, de reemplazar la torre doble de 50 mm, por dos (2) piezas dobles de 40 mm, aumentando con ello la defensa antiaérea con diez (10) bocas de fuego en total.

43) Proas del “HMS Halland” y “ARC 20 de Julio.”
Nótese la gran diferencia en el balance del armamento entre estos destructores.
Tal como hemos venido mencionando un par de veces, resumiendo se puede constatar que los destructores adquiridos por la Armada de Colombia, a duras penas alcanzaban a tener un tercio (1/3) del poderío de combate, que caracterizaba a sus prototipos al servicio de la Real Flota de Suecia. Viéndolo de un punto enteramente de construcción naval, las naves colombianas resultaban sobredimensionadas, para el transporte y utilización del armamento con el que resultaron dotadas. En otras palabras, la dotación de armamento para guerra naval escogida para los destructores “ARC 20 de Julio” y “ARC 7 de Agosto”, no justificaba su instalación en los cascos y superestructuras de las naves de la “Clase Halland”, pudiendo perfectamente haberse adquirido buques de características más adecuadas, o sea de menores dimensiones, lo que conllevaría maquinaria de propulsión de menor potencia, resultando todo en menor desplazamiento, pudiéndose sin embargo mantener la alta velocidad deseada. Súmese a esto una tripulación menos numerosa, ahorro en combustible, y logística en general, aun pudiéndose incrementar el radio de acción y, lo más importante de todo, eludiendo el costoso hermetismo anti-radioactivo de los destructores suecos, no sólo poco recomendable, sino totalmente innecesario en los mares tropicales de Colombia. En resumen, eludiendo el tamaño y las resultantes características navales propias del "HMS Halland," la Armada colombiana hubiera disminuido considerablemente los altos costos de inversión que mostraba la factura final a pagar (500 millones USD), y otros tantos millones más en costosísimo mantenimiento.

Corolario.

En resumen, tenemos que, el Gobierno de turno en Colombia, junto con su joven Armada, con o sin el conocimiento de haber caído en las garras de la parte sueca ofertante, infelizmente consiguieron culminar la… ¡Peor inversión jamás divulgada en los anales de la historia de las Fuerzas Militares de Colombia! …mientras que, infelizmente también, la parte ganadora integrada por la Real Flota de Suecia, junto con los astilleros Kockums y Götaverken, lograron registrar la… ¡Ganancia menos honrosa jamás divulgada en los anales de la historia de la Industria Naval-Militar de Suecia!

El armamento de dotación de «…Los destructores que armaron a Colombia…», perfectamente pudo haber sido adquirido por nuestra Armada, instalado en naves menores, de características en harmonía con su hábitat en que deberían operar, mucho más económicas en inversión y en funcionamiento. La parte sueca tuvo la oportunidad de advertir a la parte colombiana a este respecto, pero interesada que estaba en deshacerse de sus destructores desechados, su proceder, en términos de negocios entre naciones amigas, llegó a pasar las barreras de lo pulcro, aprovechándose de la euforia registrada en las filas de las Fuerzas Militares colombianas, originada por un “Golpe de Estado incruento” que, con placentero furor, subyugaba las mentes de sus integrantes, por llegar a favorecer en primer lugar, los intereses de una familia castrense sacrificada en largos años de conflicto partidista, mercedes que entonces se consideraban “justas, oportunas y merecidas”, toda vez que también venían a prodigarle gracias al propio pueblo protegido por aquellas.

Epílogo.

¡Cumplí con lo mío! Fui, como siempre he sido, sincero conmigo mismo y con mi prójimo. Si he sido rudo, no fue mi intención, y si se me ha escapado algo, mientras que yo no lo sepa, no martirizará mi conciencia. Quedo satisfecho del pequeño granito de arena que he tenido la felicidad de aportar…

En aras de rectificar la historia de nuestra Armada Nacional.


Cierro este estudio que salió de mi conciencia, recordando las sabias palabras de Alexander Pope [Londres 1688.05.21 – 1744.05.30], que cito:

Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios.

Terminado con las máquinas.

Luis Eduardo Schroeder Soto.





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