Crucero HMS Tre Kronor, buque Insignia de la Real Flota de Suecia, 1956. |
Por:
Luis Eduardo Schroeder Soto
24-026 Desde Suecia.
Luis Eduardo Schroeder Soto
24-026 Desde Suecia.
Remembranzas de una juventud fugaz.
En esta ocasión me es muy grato traer a colación, una muestra de
nuestro “intensivo” servicio a bordo de diferentes tipos de buques de la Flota
de Suecia, conforme a la misión primordial adjudicada a la Real Escuela de
Guerra Naval (KSS). Comentaré luego, algo tan exclusivo para nosotros los Firpos,
como fuera la grata oportunidad de embarcarnos en las fragatas de nuestra
Armada, durante su visita a Suecia en 1956, e incluiré finalmente un par de reseñas
sobre actividades tradicionales, que ilustran sobre la diversidad de las
ocupaciones, que no sólo amenizaban nuestra vida cotidiana, cargada de estudios
y maniobras de servicio, sino que igualmente nos aportaban experiencias, tanto
en la vida social como en los deportes. Empezaré, sin embargo, con un pequeño
pasatiempo cargado de caloroso simbolismo, que teníamos los cadetes en Näsby
Park, íntimamente relacionado con nuestros embarques.
El “Ancla de los Cadetes”
Mencionaba en “Yo Cadete Firpo, II” los cuatro (4) años de
instrucción en la KSS, correspondiendo a los cuatro (4) grados por los que se
pasaba, a saber: uno de Aspirante, dos de Cadete regular, y uno de Cadete
Abanderado (Guardiamarina). Durante cada uno de éstos, aproximadamente el 55%
del adiestramiento trataba de estudios teóricos en las aulas de Näsby Park,
junto con cursos complementarios en otras dependencias en tierra, y el 45%
restante con práctica y teoría, embarcados como tripulantes a bordo de diferentes
tipos de buques de la Real Flota, siguiendo programas previamente especificados
sobre los servicios a prestar y fechas de traslado entre las unidades.
La instrucción en tierra, con sede en Näsby Park, se iniciaba
entrado el otoño a fines de octubre, una vez terminados los embarques de
verano, que a su turno empezaban entrada la primavera a fines de abril. Durante
los cinco (5) meses de servicio a bordo (mayo a septiembre) se registraba gran
actividad en todas las divisiones de la Flota, con entrenamiento, maniobras entre
las flotillas, y maniobras conjuntas con la Artillería de Costa. A esto se
agregaba numerosos viajes y visitas a países europeos, en conexión con
delegaciones y operaciones militares de carácter internacional, sin faltar cruceros
de instrucción visitando países remotos. El entrenamiento de los cadetes se
organizaba en tal forma, que pudieran participar al máximo en ese diversificado
menú de actividades. Como se entenderá, los cadetes quedábamos organizados en
grupos menores, prestando servicios esparcidos en diferentes unidades, y llegándose
al grado de Guardiamarina, era muy raro que más de dos fueran embarcados en un
mismo buque, persiguiendo así, dárseles el estatus de oficiales con alojamiento
en camarotes para tal rango.
El ancla de los Cadetes. |
En las instalaciones
de la Real Escuela en Näsby Park, los cadetes teníamos una tradición muy
significativa con un ancla de tipo “Almirantazgo” o de “Cepo” tamaño pequeño,
con un tramo de cadena, que sumergíamos en un aljibe instalado en el jardín
trasero del Palacio de Näsby, de vuelta a las aulas en otoño, terminados los
embarques de verano, significando el fondeo de la Escuela en su base, durante siete
(7) meses cubriendo el otoño, el invierno y el deshielo. Entrada la primavera
al año siguiente, teniendo en mano un intensivo programa de embarque, izábamos
el ancla el último día de aulas, significando el añorado zarpe de la Escuela.
El “Ancla de los Cadetes”, como yo la he llamado, quedó en las instalaciones de
Näsby Park, al ser convertidas éstas en Centro de Conferencias de las
Fuerzas Militares de Suecia (1987), y posteriormente, en sofisticado centro
social y de congresos en todas las artes y oficios. La foto que he incluido es
tomada de un elegante panfleto sobre las actuales instalaciones, mostrando el
ancla asegurada a una pesada plataforma de concreto, convirtiéndose en una
bella reliquia y motivo para fotografías particulares. Ni una sola palabra se menciona
de haber pertenecido a los Cadetes que, durante casi medio siglo, se habían valido
de ésta para expresar su gran entusiasmo en convertirse en hombres de mar.
Recuerdo las palabras
del Comodoro Hermelin, Director de la KSS, cuando en nuestra primera ceremonia
en abril de 1956, nos ilustraba sobre la misión de la Real Escuela. Ésta,
decía:
«…está orientada en transformar un joven que, hasta el día de ser admitido como Aspirante, había vivido una tranquila y holgada vida en casa de sus padres, en un Oficial Naval, capaz de valerse de su pétrea y exhaustiva formación profesional. El joven Teniente estaría entonces capacitado a ejercer comando cabal- y eficientemente, tomar decisiones importantes con toda responsabilidad, navegar y conducir buques de guerra a plenitud y con destreza, y ser ducho en comunicaciones visuales. La experiencia marinera, agregaba, es la base para toda actividad a bordo de unidades a flote, siendo así que, su habilidad con el armamento la lograría perfeccionar posteriormente, con las propias armas en el mar, poniendo en práctica sus avanzados conocimientos adquiridos en las aulas técnicas, y centros especializados para tales propósitos…».
Nuestro primer crucero de instrucción.
HMS Älvsnabben. |
Recién incorporados a la Escuela en Näsby Park (1955.10.02-Do.),
al mes siguiente ya integrados con nuestros compañeros suecos, nos embarcamos (1955.11.15-Ma.)
en el HMS Älvsnabben, un buque artillado, especializado en la siembra de minas
marinas. Zarpamos de Estocolmo navegando hacia el Sur, a lo largo de la costa
de Suecia sobre el Mar Báltico, y luego de una corta visita a la ciudad de
Visby (1955.11.16-Mi.), capital de la isla Gotland, la mayor del país en ese
mar, pusimos rumbo destino a la Base Naval en Karlskrona, a la que arribamos el
martes 29 de noviembre. Al día siguiente nos embarcamos en el crucero HMS
Gotland, uno de los más poderosos entre los antiguos a servicio de la Real
Marina de Suecia, que estaba siendo acondicionado para emprender su último viaje
internacional de instrucción para Aspirantes KSS.
HMS Gotland, crucero-portaviones en la Antillas, 1936. |
El HMS Gotland, construido en los astilleros de Götaverken, fue
entregado a la Real Marina de Suecia en 1934.12.14, clasificado como “Crucero
portaviones” siendo dotado de una estación aérea a popa, con una capacidad para
diez (10) aviones Hawker-Osprey, lanzados por una catapulta de aire comprimido,
sobre una rampla desplegable de 22 m, alcanzando los aviones una velocidad de
100 km/hora. Por medio de una grúa eran rescatados luego que acuatizaban en el
mar.
Avión Hawker-Osprey pronto a ser disparado. |
Sus dimensiones eran: eslora 134,7 m; manga 15,4 m; calado 4,5
m; desplazamiento 5550 toneladas; propulsión con dos (2) turbinas de vapor “de
Laval”; velocidad 27,5 nudos. Durante la Segunda Guerra Mundial, estando el
Gotland en el estrecho de Kattegatt (1941), detectó la salida al Atlántico del
acorazado alemán Bismarck, escoltado por el crucero pesado Prinz Eugen, y
siguiéndolos a distancia prudente, captó sus intenciones e informó a la Marina
Británica, originándose así la persecución que condujera a la famosa batalla
naval en aguas del Atlántico Norte (1941.05.27), en la que el primero nombrado
fuera hundido. Una de las batallas más grandes de la historia naval de todos
los tiempos.
HMS Gotland, Armas. |
Terminada la guerra, la estación de aviones fue remplazada por
un poderoso complejo de artillería antiaérea, siendo el crucero acondicionado
para servir inclusive como nave de instrucción y entrenamiento durante los
meses de invierno, alcanzando a realizar diez (10) largos cruceros
internacionales. Nuestro curso de Aspirantes sería el último en embarcarse para
prácticas en este renombrado buque, que sería luego retirado con pompa, a una
fase de mantenimiento en reserva, en la que permanecería hasta ser dado de baja
para desmantelamiento (1960.07.01). Se trataba entonces, de una comisión y
programas cargados de gran expectativa y publicidad.
A la sazón, el Gotland contaba con el siguiente armamento: dos
(2) torres dobles (4 cañones) de 152 mm Bofors M/30; ocho (8) cañones
antiaéreos automáticos de 40 mm Bofors M/36; cuatro (4) cañones antiaéreos
automáticos de 40 mm Bofors M/48; dos (2) piezas antiaéreas automáticas de 25
mm, Bofors M/32; tres (3) piezas de 20 mm Bofors M/40; seis (6) tubos para
torpedos de 53 cm M/34; y cien (100) minas marinas.
¡Firpos al cañón! …a bordo del HMS
Gotland (1955.12.03-Sá.) |
Pieza doble antiaérea de 40 mm. |
El zarpe oficial debería realizarse del puerto de Gotemburgo,
así que después de doce (12) días de introducción y preparativos en Karlskrona,
partimos en horas de la mañana del lunes 12 de diciembre, hacia aquella ciudad
tan apreciada por nosotros los Firpos, integrando una tripulación de 430
hombres, de los cuales 83 éramos Aspirantes de las categorías Naval Militar,
activos y de reserva, y de Artillería de Costa. Como Comandante del crucero estaba
el Kommendör-Kapten (Capitán de Navío) S. M. G. Hammar.
Al día siguiente,
fiesta de Santa Lucía (diciembre 13) muy celebrado en Suecia, zarpamos bajo las
salvas de los cañones sobre las rocas de la Base naval a la salida del puerto
de Gotemburgo. Íbamos llenos de ilusión y ávidos de adquirir experiencia en el
arte naval militar, destino a latitudes templadas y tropicales, a lo largo de la
costa occidental de África, escapándonos del crudo invierno que ya teníamos
encima.
Como se puede apreciar, el plan del viaje contemplaba visitas a lugares realmente exóticos, como eran Abidjan en Costa de Marfil entonces colonia francesa, Luanda en Angola entonces colonia portuguesa, Takoradi en Costa de Oro entonces colonia británica (hoy día Ghana), y Monrovia en la república independiente de Liberia. A esto se sumaban las más “convencionales” Lisboa, Dakar, Gibraltar, Burdeos y Amberes. Con tal composición se adquiría una magnífica posibilidad de múltiples experiencias culturales, y de poder comparar las condiciones de vida en aquellas primeras colonias que, aun contando con climas, riquezas naturales y “primitivismo” semejantes, se desarrollaban entre sí en formas muy diferentes, a razón de sus divergentes condiciones comerciales y políticas.
Roberto Gómez, Álvaro Campos, Contramaestre (centro), Eduardo Schroeder, Jorge Beltrán y Edgardo Bermúdez (abajo). |
Las visitas a los diferentes puertos eran relativamente cortas,
pero los anfitriones en todas partes se lucían ofreciéndonos estupendos
programas muy bien concertados, que variaban entre actividades culturales,
excursiones locales y tierra adentro, recreación en las playas o en magníficas
piscinas, y a veces estupendas fiestas en las horas frescas después del
atardecer. Las Navidades las celebramos navegando de Lisboa a Las Palmas, y el
Año Nuevo lo recibimos atracados en esta ciudad canaria.
Antonio y Eduardo preguntan dirección en Las Palmas. |
Lo más importante, sin embargo, era el programa meticulosamente coordinado
entre instrucción teorética y práctica a bordo, saturado al máximo de
actividades colectivas e individuales, desde las más modestas como eran los
servicios de vigía y timonel, hasta los ejercicios más ostentosos de tiro con
los poderosos cañones de 152 mm. Naturalmente no faltaron las divertidas y
estruendosas salvas “cazando” enormes globos con la artillería antiaérea, y
simulacros de ataque con torpedos contra blancos colocados en el mar. Con la
consigna de mantenernos siempre ocupados, muchas fueron las horas empleadas en
practicar las comunicaciones visuales, de semáforo con banderolas durante el
día, y lámparas manuales para morse con luz, en la noche, divididos en grupos
sobre la larga cubierta del crucero. Pese a que el calor tropical se hacía
insoportable, especialmente al medio día, nosotros los Firpos la pasábamos de
lo lindo, mientras que los compañeros suecos hacían piruetas procurando la
sombra, y refrescándose con los chorros de las mangueras para incendios,
dispuestas sobre cubierta para continuamente mitigar con agua de mar, los
candentes aceros del enorme crucero construido para condiciones nórdicas.
De guardia, Raúl Acuña, Camilo Trujillo y Oscar Fernández (al frente después del trompeta). |
Una grata sorpresa se nos tenía reservada durante la navegación
de Abidjan a Luanda, el domingo 15 de enero de 1956, en el Golfo de Guinea,
cuando alcanzando su zenit el astro Sol a las 12:00 horas locales, traspasamos
en marcha muy lenta, simultáneamente del Poniente al Levante, el Meridiano de
Greenwich longitud “0”, y del hemisferio Norte al Sur, la Línea Ecuatorial,
latitud “0”, manteniendo casi sin viada la proa al rumbo 135º.
Neptuno es recibido por el Comandante del Gotland. |
Entonces, al
estampido intermitente del poderoso Pito, y el ensordecedor rechifle de la
Sirena inagotable, consumiendo este par de enormes flautas, el vapor sobrante
de las calderas, estando cesadas las turbinas, súbito hizo aparición sobre la
recalentada cubierta del magnífico Gotland, el mismísimo Emperador y Señor de
los Mares y sus profundidades, el Rey Neptuno, sin causar en esta ocasión sismo
o terremoto alguno, con la misión de dedicarse en su lugar, a administrarnos el
“Bautismo Ecuatorial” para nuestra aceptación en el
“Imperium Neptuni Regis”, a un par de centenares de
inexpertos tripulantes, reconociéndonos igualmente como genuinos “Marinos de Guerra”.
Enfermeros y peluqueros / Purgada de tripulantes / Abrazos de esclavos negros. |
Después del cálido y movido ceremonial, recibimos nuestros respectivos certificados, en prenda y reconocimiento por haber traspasado la Latitud y ser aceptados en los Dominios del Emperador Mitológico. Está en su lugar agregar que, nuestros “despachos” fueron confeccionados con retazos de lona para velas, de 22 x 35,5 cm, con un diseño rústico que por su sencillez los hace valiosos, más aún cuando su cantidad no pasa de dos cientos (200) ejemplares, y muy especialmente a razón de ser testimonio de un hecho histórico, acerca del destino de un famoso buque muy querido por su pueblo que, cumplidos veinticinco y medio (25½) años de servicio, entre ellos durante toda la Segunda Guerra Mundial, sería dignamente retirado de la Real Flota de Suecia.
En ese retazo de lona fijé el medallón en bronce, conmemorativo
del último crucero del HMS Gotland, (esquina derecha inferior), junto con tres
pequeñas medallas en “Memoria Dulcis” de mi servicio como Guardiamarina, en
tres destructores, entre ellos el HMS Smålland (la superior a la izquierda),
con motivo del primer lanzamiento de un robot contra blancos de superficie
(Anécdota Intrépida en Yo Cadete Firpo, III). Aquel domingo 15 de enero de 1956
fuimos premiados con una exquisita cena, y de los altavoces de la unidad salían
gratas melodías a borbotones.
El crucero de instrucción tomó tres (3) meses completos, pero
habiéndonos embarcado a mediados de noviembre 1955.11.15-Ma.) en el HMS
Älvsnabben, cumplimos cuatro (4) meses redondos de embarque, que de cinco (5)
de permanencia en nuestra nueva Escuela, da una excelente calificación a la
formación naval que nos esperaba en Suecia.
Encuentro deportivo entre Escuelas Navales Nórdicas.
Veintitrés (23) días habían pasado de la botadura del ARC 20 de Julio en Malmö (1956.06.26-Ma.), cuando después de unas cortas vacaciones, llegó la hora de un nuevo embarque, en esta ocasión de toda la Real Escuela, a bordo de unidades estacionadas en la Base Naval de Karlskrona (1956.07.19-Ju.). Buena parte de los cadetes se embarcaron en el HMS Älvsnabben (M01) y el resto en los destructores HMS Gävle (J9) y HMS Uppland (J17), tocándome a mí a bordo del último nombrado. Estos destructores pertenecían a “Clases” diferentes, siendo el Uppland más moderno de la llamada “Clase Öland”, que serviría de inspiración para la “Clase Halland” (prototipo del ARC 20 de Julio) cuya mezcla a su vez, daría origen a la “Clase Östergötland”, la mejor de las mejores en la historia de los destructores suecos y, por cierto, la última generación de esta categoría de buques, que desaparecería por completo a mediados de 1982. Más sobre esta interesante historia, en mi artículo “Los destructores que armaron a Colombia”, en un futuro próximo.
HMS Uppland (J17), haciendo 35 nudos. |
HMS Uppland, Armas |
La corta jornada deportiva fue coronada con un “Banquete bailable”
en el que, a la entrada, nos colocábamos los marinos haciendo un enorme
círculo, dentro del cual, cogidas de la mano, formando un círculo interior,
rotaban al son de una alegre marcha, las hermosas, elegantes y coquetas “Sandefiorsinas”
que, al terminarse la marcha después de algunas vueltas, tomaban como caballero
acompañante, al cadete que resultara estar al frente suyo, y de par en par, continuar
luego a la ceremonia de recepción con saludo a nuestros anfitriones. Que yo
recuerde, todo se desarrolló dentro de la mayor etiqueta establecida para estos
casos de nerviosismo incontrolable e inocultable entre las damas, y
supremamente emocionante entre los caballeros, …y como dice el cuento, hubo
francachela y hubo comilona, bailamos tango a falta de cumbia, celebramos el
triunfo de los noruegos, y lo pasamos de lo lindo, quedando de acuerdo en que
la próxima “olimpiada” sería en Rönne, puerto principal de la isla danesa
Bornholm (588 km2) localizada en el mar Báltico, al Este de
Dinamarca, entre la costa Sur de Suecia y Norte de Polonia. Allí nos esperarían
los arenques ahumados más deliciosos del mundo, y el encuentro deportivo de
tres (3) días, sería tradicionalmente coronado con la “comilona bailable”, pero
en esa ocasión con lindísimas “Bornholminas”.
Embarque en barreminas, septiembre 1956. |
Retornando a nuestro tema, temprano el lunes 30 de julio de este
año 1956, llamaron a “Estaciones” por los altavoces de los destructores HMS
Gävle y HMS Uppland, para zarpar a cumplir un “Rendezvous” con el poderoso crucero
sueco HMS Tre Kronor (Tres Coronas) en la Base Naval de Karlskrona, de donde
habíamos partido inicialmente, arribando allí en la tarde del día siguiente martes
31 de julio.
Visita oficial a Riga, capital de Letonia.
HMS Tre Kronor. |
Contralmirante Erik af Klint, y Comandante Åke Lindemalm a bordo del HMS Tre Kronor . |
Destructores Uppland y Gävle escoltan al HMS Tre Kronor en visita a Riga. |
Nótese la enorme diferencia en tamaño entre el crucero y el destructor. |
Proa del Uppland fondeado en la rada de Riga. |
La visita de la Real Flota de Suecia a Letonia, era altamente significativa,
convirtiéndose en la primera fuerza naval de un país diferente a Rusia y
Alemania, que lo hiciera en muchísimos años, y en su caso, en legítima cortesía
para con el pueblo letonio. Que la visita la hiciera un crucero escoltado, habiendo pasado un decenio de la confrontación
mundial, y en plena Guerra Fría, era un hecho tan elocuente como cuestionable,
más aún, estando Letonia sometida por Rusia, a la vez que Suecia justificaba abiertamente
las enormes cargas en sus presupuestos, para financiar una defensa lo más
moderna y efectiva posible, con el principal objetivo de poner resistencia en
caso de una invasión de su territorio por fuerzas del Pacto de Varsovia.
Antonio Laborde y Camilo Trujillo, flanquean a dos camaradas rusos. |
Monumento a la Libertad, en Riga. |
Estatua de "Milda" en bronce. |
Con la mayor gratitud y alegría, los habitantes de Riga
recibieron a los marinos suecos, pero estoy a punto de sostener que nosotros lo
colombianos… ¡Nos robamos el show! …o por lo menos tres (3) de nosotros:
Antonio Laborde, Camilo Trujillo y el suscrito colaborador, y fotógrafo,
embarcados en el HMS Uppland. En nuestra franquicia, fuimos de paseo por la
larga y bella avenida que lleva al monumento descrito anteriormente, y allí
conocimos a un par de marineros rusos que se interesaron mucho por nuestros
uniformes, muy diferentes de los suecos. Hablando en la lengua internacional de
la “mezcolanza” compaginamos de lo lindo, y
reposando en un pequeño parque aledaño tomé unas fotos, con mi famosa cámara
cartagenera. Estando en esas, empezaron a concentrarse algunos curiosos, que
sencillamente también se sentían atraídos por nuestra exótica presencia, y
haciendo multitud de preguntas que no entendíamos, más que encantados, los
camaradas rusos se encargaban de enaltecer nuestro origen en su propia lengua.
En pocos minutos nos encontramos en medio de un verdadero tumulto de gentes que
se peleaban por saludarnos en la mano, darnos abrazos, y meternos billetes de
rublos en los bolsillos. Por suerte, en el público apareció un hombre que
hablaba perfectamente el español, y poniendo orden asumió muy complacido el
papel de intérprete. Lo que siguió luego fue realmente placentero. Los curiosos
querían saber sobre todo lo imaginable, acerca de nuestro país, nuestra gente y
costumbres tropicales, lo que hacíamos entre los suecos, si teníamos novia,
cuánto tiempo llevábamos por esos lares, etc., etc.
Eduardo Schroeder y Antonio Laborde, en grata tertulia pública en Riga (1956.08.02) |
Alejandro se encontraba en Riga, junto con un grupo de “niños de
la guerra” hechos adultos, en espera de su repatriación, tan añorada durante
tantos años, que por fortuna habían logrado la autorización del gobierno en
Moscú, después de mucho batallar con el auxilio de la Cruz Roja Internacional,
entre otras organizaciones, y algunos de los gobiernos de los mencionados
países. Serían los primeros, y se encontraban supremamente preocupados y
nerviosos. Un buque de bandera francesa, vendría por ellos a principios de octubre.
Antonio, Camilo y amigos españoles en Riga. |
Volviendo a los rublos en los bolsillos, ese gesto de
hospitalidad se convirtió en un verdadero problema para nosotros los
visitantes. Cuando andábamos por las calles, a cualquier momento se nos
acercaba gente que, sorpresivamente y sin decir palabra, nos daban cartas junto
con billetes, o sencillamente los metían directamente en nuestros bolsillos y
dentro de las marineras. Rápido se extendió la noticia del “correo sueco” por
toda la ciudad, y tomó tales proporciones que en torno al pequeño muelle en
donde atracaban nuestros botes a motor, se presentaban verdaderas avalanchas de
gente que, inicialmente, en folclórica procesión, lanzaban al interior de los
botes cartas y pequeños paquetes, llevando amarrados billetes de rublos de
todos los valores. Cuando las autoridades rusas acorralaron el pequeño
embarcadero, con discretos cabos marineros indicando prohibición de
acercamiento de particulares, la multitud esperaba escondida en los jardines y
construcciones aledañas, y al momento que notaban que los botes se preparaban
para soltar amarras, todos pegaban vertiginosa carrera en un completo despelote,
no faltando los empujones y los que caían al suelo enredados en los cabos, o
entre ellos mismos.
Billete de 5 rublos visto por ambas caras, emitido en 1947. |
HMS Tre Kronor, Armas. |
Visita de Fragatas colombianas a Suecia.
“Si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma” --formulación correcta de esta conocida frase que, Mahoma nunca pronunció, pero que, para lo mío, cuadra espléndidamente--. Los Firpos habíamos completado recientemente un (1) año de estadía, estudios y labores por las latitudes nórdicas de Suecia, sin haber tenido unas vacaciones en nuestra querida tierra, a razón de haber aceptado la condición de no volver a Colombia, antes de graduarnos de Oficiales, excepto en casos relacionados con el servicio. Así que la visita de las fragatas ARC Almirante Padilla y ARC Almirante Brión a Suecia en agosto de 1956, fue para nosotros un grato acontecimiento, que nos prodigó buena dosis de templados ánimos propios de nuestro añorado hábitat de origen. Encantados dejamos temporalmente las aulas en Näsby Park el sábado 18 de agosto, y junto con seis (6) compañeros suecos viajamos a Gotemburgo, con la misión de estar presentes al arribo de la Escuadra colombiana, y embarcarnos en ésta para participar en las actividades reservadas a los cadetes durante su visita en Suecia.
Armas de Gotemburgo. |
Volver a encontrarnos con los compañeros de la Escuela en
Cartagena, saber de sus cosas, sus vidas y sus futuros designios, llenó un
enorme vacío que se venía arraigando en nuestros adentros. Igual de lisonjera fue
la oportunidad de compartir con ellos nuestras experiencias, la rigidez de la
disciplina, el abarque de los estudios en nuestra nueva Escuela, y la enorme
responsabilidad de prestar al máximo en todos nuestros cometidos y demandas. Algo
que llamó su atención, fue el hecho de nosotros estar portando uniforme
colombiano, y constatar que aún estábamos con dos (2) estrellas, los del
contingente XXIV, cuando ellos ya llevaban tres (3) mareadas con la pátina del
tiempo.
Un detalle que nos hizo sentir, que en efecto estábamos en casa,
fue la orden, a forma de bienvenida, que recibimos los Firpos para, de
inmediato, pasar por la “botica” del peluquero. No faltó sin embargo la nota
folclórica de uno de nosotros, pasándole la orden a nuestros compañeros suecos,
que aterrados nos miraban pidiendo auxilio. Esta anécdota se comentó más tarde,
con gran suceso, por los corredores en Näsby Park.
Estando abiertas al público las Fragatas el domingo 19 de
agosto, fueron visitadas por unas 3.000 personas, y entrada la noche, el
Comandante Prieto Silva ofreció un “cocktailparty” a bordo, para invitados y
autoridades civiles y militares, todos acompañados de damas, que disfrutaron de
una velada animada con bellas melodías interpretadas por un conjunto musical propio.
Entre los invitados se encontraban el Contraalmirante M. Östberg, y el Coronel
Niels Juel, comandantes de las fuerzas naval y ejército del distrito, y el Director
K. E. Jacobson de los astilleros Götaverken, que durante el día amablemente
invitó a cuatro (4) Oficiales y sesenta (60) Cadetes, a una comida y recreación
en el famoso parque de atracciones Liseberg, de la ciudad, en donde éstos
últimos se lucieron incrementando el regocijo púbico, al interpretar en coro
algunas de las más populares melodías latinoamericanas. En Götaverken se
construía el destructor ARC 7 de Agosto, habiendo sido bautizado y botado hace
dos (2) meses (1956.06.19-Ma.).
Rubias populares.
Nota a pie de foto:
Nuestra gotemburguesa Käth Larsson y el cadete Eduardo Schroeder son viejos
amigos. Él cursa en la Real Escuela de Guerra Naval en Estocolmo, y se
encontraron por primera vez hace un año.
Resumen del texto del
artículo: Gotemburgo vive con los colores amarillo, azul y rojo
del pabellón de la Marina colombiana. Corta e intensiva fue la visita de los
marinos suramericanos. Nuestras hermosas gotemburguesas se abstuvieron
encantadas de ir a recolectar zetas en los bosques aledaños, y de otros de
nuestros goces campestres tradicionales, para permanecer en la ciudad, y poder
adquirir un pequeño caimán disecado, o una banderola de fragata, como recuerdo
de algún marinero de ojos castaños.
Si aquello que se dice, que “los caballeros las prefieren
rubias”, no ha sido definitivamente comprobado, en el caso de los colombianos a
bordo de las fragatas Almirante Padilla y Almirante Brión, de visita en
Gotemburgo, no queda la menor duda que así sea. Tan pronto como una rubia hacía
entrada por el portalón, en horas de visitas ayer domingo, de popa a proa del
Almirante Padilla, la más cercana atracada al muelle, se oía un claro murmullo
de admiración, que apenas recuperada la respiración de los guardiamarinas,
cadetes y demás tripulantes, se convertía en feliz desahogo de los admiradores,
dando libertad a sus rebuscados piropos y otras formas de expresar el embeleso.
Se concentra el autor del artículo en describir la popularidad
de los marinos visitantes, su hospitalidad, caballerosidad y don de gentes, y
hablando del idioma que se empleaba en las comunicaciones, explica que el
inglés se oía por todas partes, pero con gran sorpresa había encontrado un
selecto grupo de diez cadetes colombianos, que dominaban el sueco, a razón de estar
siguiendo curso para oficiales, en la Real Escuela de Guerra Naval en
Estocolmo. Agrega que, entre ellos, el cadete Eduardo Schroeder escoltaba
galantemente a la señorita Käth Larsson, de familia establecida en esta ciudad,
con quien había entablado una bella amistas desde hace más de un año. Dice que
Eduardo había participado en el último crucero del HMS Gotland, visitando
países de África, y que tiene dos años más de estudios en Suecia, para luego
regresar a su país.
Käth y Eduardo, en el portalón del ARC Almirante Padilla (1956.08.19-Do.) |
Visita a Estocolmo.
ARC Almirante Brión en el Báltico. |
Durante el crucero por el Mar Báltico, que tomó dos (2)
días, empleándolos para ejercicios, se practicó, entre otras delicadas maniobras
navales, el traspaso de personal entre las dos unidades en marcha. Una agilidad
muy bien entrenada en nuestra Armada, fascinando a los compañeros suecos que
nos acompañaban.
Traspaso de personal entre las fragatas. |
El sábado 25 alcancé a tomar algunas fotos de la parada militar,
que hicieron los cadetes colombianos hasta proximidades del Palacio Real, pero
infelizmente, el tiempo no fue favorable. El día estuvo lluvioso y oscuro, así
que mis fotos no resultaron tan buenas que digamos. De todas formas, la gente que
presenció la marcha, admiraban su marcialidad, y la banda de guerra con sus
instrumentos y uniformes, siendo en verdad un espectáculo muy raro por estas
latitudes. Yo me movilizaba libremente entre el público, que lógicamente no se
esperaba que entendiera su lengua, así que disfrutaba de lo lindo escuchando
sus comentarios. Las fragatas zarparon el martes 28 de agosto, para continuar
con visitas a Ámsterdam, Antwerpen, Le Havre, Portsmouth, y Ferrol.
Parada militar en Estocolmo. |
Tradiciones en febrero.
Armas de Estocolmo. |
Con respecto al “Baile de Gala”, éste era el festejo principal
anual de los Cadetes en “Chaqué” y las damas en vestido largo, ofreciendo una
exquisita cena de tres (3) platos con respectivos vinos, y espléndido baile
amenizado por una buena orquesta. Los cadetes notificaban a la junta
organizadora, el nombre y dirección postal de su dama de honor, y la Escuela le
enviaba una cortés invitación, organizando transporte colectivo entre Estocolmo
y Näsby Park. Naturalmente, muchas de las damas venían de partes lejanas a la
capital.
Bailando con la Princesa Désirée, en el Palacio de Näsby Park (1958.02.01) |
En Campaña Invernal (1957.02.22) |
Edgardo, Roberto y Oscar a la vanguardia. |
Un factor que hacía estas maniobras aún más exhaustivas
físicamente, era la oscuridad del invierno, con días muy cortos y noches
interminables. La semana la finalizamos con una marcha de tres (3) días en
alturas de casi 1500 m, pasando un par de noches en socavones individuales que
excavábamos en los “acantilados” de nieve, en donde difícilmente pegábamos el
ojo, a razón del… ¡Insoportable calor! … que se originaba dentro de éstos por
aquello de la refracción del hielo, que se formaba cubriendo todo el interior
del hueco. Esta experiencia de campaña invernal, que repetiríamos en febrero de
1958, posiblemente no le sirva a uno en el mar, pero como deporte y recreación
es insuperable, además de ser una efectiva y grata forma de incentivar el
compañerismo, y afianzar la tenacidad en la dura jornada.
Hasta aquí me alcanzó la tinta y el papel, quedándome muchísimo en el cofre de mis recuerdos por contar, de aquellos felices años de mi fugaz juventud. Confío que este largo viaje que hemos hecho juntos, atravesando la línea ecuatorial y el meridiano “0” un par de veces, y visitando lugares desde el infernal trópico, hasta el más crudo frío del polo, valiéndonos para nuestra movilización desde veloces naves de guerra en los salados océanos, hasta trineos remolcados por uno mismo en las congeladas alturas polares, haya sido tan grato para el lector, como para mí haberlo escrito.
Hasta aquí me alcanzó la tinta y el papel, quedándome muchísimo en el cofre de mis recuerdos por contar, de aquellos felices años de mi fugaz juventud. Confío que este largo viaje que hemos hecho juntos, atravesando la línea ecuatorial y el meridiano “0” un par de veces, y visitando lugares desde el infernal trópico, hasta el más crudo frío del polo, valiéndonos para nuestra movilización desde veloces naves de guerra en los salados océanos, hasta trineos remolcados por uno mismo en las congeladas alturas polares, haya sido tan grato para el lector, como para mí haberlo escrito.
¡Terminado con las máquinas!
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